viernes, agosto 24, 2012

Recortes y recortes

Situación 1. Hay unos 60 diputados que tiene declarada la posesión de una vivienda en la Comunidad de Madrid que cobran un complemento de 1.838 euros como indemnización por sus gastos de alojamiento en la capital. En el escenario de crisis económica en el que vivimos y con la constante guillotina de los recortes y las subidas de precios para el ciudadano común, esto no se ha recortado. Situación 2. La Generalitat de Cataluña ha decidido retirar a una mujer de más de 70 años la pensión de 104 euros que le pagaba mensualmente aduciendo que esta mujer se encuentra en el hospital recuperándose de un ictus, recibiendo así atenciones y comida pagadas con dinero público, y, por tanto, no precisa de ese dinero para sobrevivir. Ahí sí se recorta. A lo bestia y sin pudor, encima, porque la Generalitat le pide además que devuelva las dos últimas mensualidades que cobró, 208 euros, porque ese es el tiempo que lleva hospitalizada.

Le deshumanización, crueldad, estupidez y sinsentido que desprende la coexistencia de estas dos situaciones es fácil de ver. Lo que encima suena a farsa, a burla y a insulto es que te la quieran explicar. Un señor llamado Francisco Márquez, diputado del PP por Ceuta para más señas, ha decidido explicárnoslo. La parte que le toca, por supuesto, porque la que no le toca ya la ha explicado la Generalitat, un ente sin rostro y sin corazón al que apelar, aduciendo que sólo cumple con una ley de 2006. Que ellos no querían y que nos les queda más remedio que hacer cumplir la citada ley. Que la ley sea una bazofia que no tiene en cuenta las vidas de las personas es un pequeño detalle sin importancia. Pero no nos despistemos, volvamos a las explicaciones del señor Márquez. Dice que es "absurdo" considerar que diputados que tienen vivienda en Madrid no tengan derecho a percibir esos más de 1.800 euros.

"La indemnización no está condicionada a que su importe vaya destinada a un hotel, a un apartahotel o a un alquiler porque está pensada para contribuir a los gastos de quien, elegido por una circunscripción que no es la de Madrid, tiene para el desempeño de sus funciones", explica, convencido de que tienen "el mismo derecho" a cobrar ese dinero los diputados que no tienen vivienda en Madrid como los que, "aportando parte del capital que han ganado con el desarrollo legítimo de sus actividades profesionales", se han comprado esa casa. Y sentencia: "Esta polémica aporta muy poco al debate político actual". He ahí, en esa última frase, el quid de la cuestión, en que hablar de eso no aporta nada al debate. No quieren debatir las alternativas a los brutales recortes que sufrimos por si acaso les toca. Eso es. No hay más.

Resulta que ya no hay líneas rojas por cruzar, que se puede recortar de absolutamente todas las partidas presupuestarias de las administraciones públicas (quedan las pensiones, aunque por lo que se cuenta en los medios de comunicación será lo siguiente en recortar), pero los complementos de los políticos no se pueden tocar. Tienen derecho a ellos, dice. En primer lugar, es una salvajada que ese complemento sea de 1.800 euros, porque se puede residir en Madrid, y muy aceptablemente, por mucho menos de ese dinero, que además está libre de impuestos (¿Hacienda somos todos?). En segundo lugar, si se tiene que recortar, se recorta como en todo. ¿No dice la Constitución que todos somos iguales? Pues a sufrirlo. ¿Acaso un político electo en una circunscripción ajena a Madrid necesita más esos 1.800 euros que la mujer protagonista de la otra historia sus 104 euros? ¿No nos estaremos equivocando al decidir qué cantidad recortar o suprimir?

Sigo diciendo que esto de la crisis económica encierra demasiados bulos, engaños y embustes. Que somos presos de un sistema tan bueno como cualquier otro pero viciado por personas como el señor Francisco Márquez. Lástima que la mujer afectada por el primer caso que describía no viva en Ceuta, porque me pregunto qué le habría contado este diputado elegido en su circunscripción en el caso de que le explicara lo que le sucede. ¿Tendría la desfachatez de decirle que él sí tiene derecho a percibir 1.838 euros y que ella no lo tiene para cobrar 104? Presumo que no, pero también que no le temblaría la mano al firmar un decreto que lo garantizara. No puedo sentir aprecio por un mundo en el que la arrogancia clasista es capaz de justificar pagos públicos superfluos y, al mismo tiempo, se escuda en la Ley para dejar morir de hambre a personas, con vidas, con sentimientos,con ilusiones y con problemas, que necesitan un dinero que les quita puede que legalmente pero desde luego con una inmoralidad que traspasa las líneas de lo vomitivo.

2 comentarios:

El Impenitente dijo...

Todos somos iguales pero unos son más iguales que otros. Nada nuevo. Y luego la gente se indigna. Y aún se extrañan.

Juan Rodríguez Millán dijo...

Impenitente, pues habrá que seguir indignándose...