sábado, marzo 27, 2010

¿Y eso cómo se hace, don Jaime...?

Ya no me sorprende la obsesión de Jaime Mayor Oreja de enturbiar la lucha antiterrorista cuando no es él o alguno de los suyos quien la dirige. Tampoco me sorprende que dé a ETA una vez más la capacidad de interlocutor político en el día de hoy porque con ello piense que hace daño al Gobierno. Me sorprende mucho menos su escasa habilidad política de plantear la connivencia del Ejecutivo con la rama política abertzale justo la misma semana en la que el Consejo de Ministros endurece las leyes para impedir que vuelvan a las instituciones. Ni mucho menos ese afán por insistir en teorías que absolutamente nadie le ha respaldado, ni siquiera un Mariano Rajoy que ha adoptado la posición de siempre: ambigua primero y callada después.

No se puede decir que sea novedoso que Mayor Oreja se refugie en medios afines para soltar sus barbaridades monotemáticas (¿este señor no se supone que ahora trabaja como eurodiputado y no como ministro del Interior?). Tampoco que se exija al Gobierno que pruebe su inocencia en lugar de probar él la culpabilidad que le achaca (y el Estado de Derecho me lo paso por donde ya se sabe). Y menos aún que decida dar credibilidad a Gara sólo cuando le interesa (en el 11-M ya sabemos que Gara mentía, claro, que ETA tenía algo que ver) para dar así un halo de credibilidad a sus teorías conspirativas. O que convierta los "muchos signos" que él ve o sus "certezas" en dogmas de fe que tenemos que creer todos, pensemos lo que pensemos (como aquella "convicción moral" de Mariano Rajoy en la jornada de reflexión previa a las elecciones de 2004).

Pero hay una cosa que sí me ha sorprendido, sí. Dice el eurodiputado (alejado del País Vasco por su trabajo en Bruselas pero aún así autoproclamado conocedor absoluto de la realidad de Euskadi hoy; por lo visto, más que uno que, siendo también del PP vasco, rechaza sus teorías: Antonio Basagoiti) que Zapatero y ETA son aliados potenciales. Dice que Zapatero y ETA comparten "puntos en común" en sus estrategias, puntos en común que luego limita a uno: "una España debilitada" (me quedo más tranquilidad, así no es necesario saber qué opina ETA del Ministerio de Igualdad...). Dice que, en base a estas coincidencias y en el marco de la segunda fase de la negociación con ETA, Zapatero cumplirá su parte del acuerdo permitiendo a la izquierda abertzale que concurra en las próximas elecciones municipales de 2011. Y ETA cumpliría su parte haciendo que el Gobierno gane las elecciones generales de 2012, llegando "a un punto en el que se haga entender que si gana el PSOE llegará la paz, y si lo hace el PP no".

¿Y eso cómo se hace, don Jaime...? Ilústranos, porque eso sí que me parecería interesante que lo aclararas... ¿Cómo demonios hace una banda terrorista, criminal y asesina para entregar un Gobierno democrático, de esos que elegimos los ciudadanos por si lo has olvidado, a un partido político cualquiera? Dínoslo, don Jaime, dínoslo... Que igual la absurda explicación que se te ocurra, la que nunca te van a pedir en las entrevistas que concedes a medios afines, dice todavía más de ti como político que todo lo que he mencionado en este texto.

lunes, marzo 22, 2010

Star Wars in Concert

Pienso en los sueños que tenía de niño. Los sueños de niño, quiero decir, no los del adulto en que se convertiría ese niño. Cuando no existía Internet, cuando el DVD era pura ciencia ficción, cuando vivíamos con el VHS y el cassette, cuando los sueños imposibles parecían de verdad imposibles. Y me acuerdo de uno de esos sueños: ver a una orquesta tocar los temas de Star Wars, la prodigiosa e inolvidable música de John Williams. Un sueño hecho realidad el sábado por la noche. El espectáculo Star Wars in Concert llegó a Madrid para un único día de función. Y un gran amigo se acordó de este sueño. Quizá no sabía que era, en realidad, un sueño tan anhelado. Pero sabía que era un sueño, sabía lo mucho que iba a disfrutarlo. Cuando consiguió las entradas, hace ya meses, me dijo que no hiciera planes para el sábado pasado. No me dijo por qué. No hacía falta. Un sueño hecho realidad, sí.

Dirk Brossé dirigó a la Royal Philarmonic Concert Orchestra a lo largo de casi dos horas, separadas por un descanso de veinte minutos. No sé si se puede llegar a disfrutar en un espectáculo de cualquier tipo tanto como yo lo hice el sábado con éste. Y aún así, el fanático que llevo dentro, hecho de menos dos cosas. La primera, escuchar a un gran coro entonar alguna de las melodías como el Duel of the fates del Episodio I, La amenza fantasma. La segunda, que no apareciera el que, para mí, es el corte musical más hermoso de toda la saga, el que acompaña al duelo de sables de luz entre Luke y Darth Vader en el Episodio VI, El retorno del Jedi. Bueno, y faltó también la presencia del inigualable John Williams, un genio absoluto al que me hubiera encantado poder aplaudir en vivo. ¿Pero qué son estos pequeños inconvenientes al lado de dos horas de pura felicidad?

El espectáculo lo condujo Anthony Daniels, un actor que, dentro de la carcasa de C-3PO, ha aparecido en las seis películas de la saga. Sólo por él ya hubiera merecido la pena estar allí. Muy de agradecer ese pequeño detalle de ofrecer el saludo y la despedida en un forzado castellano. Muy divertidos los momentos en los que se metía de lleno en la piel del androide de protocolo más famoso de la galaxia (y que hicieron reír a todo el auditorio). Yo no paraba de pensar la suerte que tiene este hombre, la que tuvo cuando allá por los años 70 George Lucas decidió escogerle para dar vida a este personaje. Ahora es un emblema de lo que significa Star Wars. Y cómo se lo debe de pasar el tío en espectáculos como el del sábado, con el aplauso y el cariño de la gente.

Durante la primera mitad del espectáculo, me entró cierto miedo. Temía que la nueva trilogía ganara en minutos a la clásica. La música de las tres primeras películas es legendaria, maravillosa. Es Historia pura del cine, porque, además de su gran calidad, cambió la concepción de la música cinematográfica para siempre. Son temas que muchos llevamos en la cabeza y en el corazón desde hace décadas. La nueva trilogía tiene muy buena música, a ratos excepcional, pero en esto no hay color. Mi temor, en todo caso, era infundado. Fue una fusión magnífica de los temas de ambas trilogías, de los personajes de todas las películas, de las imágenes de toda una vida. Y todo contado en orden cronológico, pero de la cronología de la galaxia. Anakin primero fue un niño esclavo, después aprendiz y caballero Jedi y, finalmente y antes de su redención, Lord Sith. Y así nos lo fueron enseñando en el espectáculo.

Darth Vader es, para mí, el más grande villano de la ficción cinematográfica. Su tema musical, la Marcha Imperial, una gozada difícil de igualar. Estos cuatro minutos de este espectáculo forman ya parte de mis recuerdos más hermosos. Cuatro minutos con los que acabó la primera parte del espectáculo, un subidón de adrenalina, de recuerdos, de imágenes y de sonidos. Una maravilla. Cuando acabó, el pensamiento era lógico: con esto tiene que acabar el concierto. Y con eso acabó. La Marcha Imperial fue la respuesta de la maravillosa orquesta a una salva de aplausos de un público puesto en pie. Anthony Daniels nos pidió un momento de silencio y, con marcadísimo acento británico, nos preguntó. "¿otro?". Y otro nos dieron. Otra Marcha Imperial. Otro momento de gloria, aderezado además por el momento más divertido de la noche: un primer plano en la pantalla gigante de la artista que tocaba el triángulo. Un preciso y precioso toque, sólo uno. Qué maravilla.

Al maravilloso sonido del Palacio de los Deportes (tan maravilloso como absurdo el comportamiento de su departamento de prensa, que, al parecer, si no llegas de parte de un gran medio de comunicación, ni siquiera se digna a contestar a tus correos pidiendo información; y eso no sólo lo digo por no haber recibido respuesta a dos correos sobre este espectáculo, sino a otras experiencias que ya me han contado), hubo que añadir un buen espectáculo visual. La selección de las imágenes, muy buena, como no podía ser de otro modo. El tono de luz para cada pieza, magnígfico. Los haces de luz con los que comenzó la segunda mitad del concierto casi parecían sables de luz. Daban ganas de alargar la mano para cogerlos y seguir disfrutando de una experiencia única.

Al final, estuvo todo lo que tenía que estar. Los grandes temas de la trilogía original (Yoda, la Fuerza, Luke y Leia, la Marcha Imperial, el campo de asteroides de El Imperio contraataca, Leia, la cantina...). Todo, absolutamente todo. Incluso momentos de disfrute muy personal, como el prodigioso final de la música de la batalla de Endor, unos segundos que adoro. El aplauso fue genuino por parte de un público muy diverso. Había gente joven, había gente no tan joven ya, había adultos. Nuevos y viejos aficionados. Esa es la magia de Star Wars, que apela a gente de todas las edades y condiciones. Siempre he pensado que la mayor fuerza de esta saga es su poder para generar sueños, ilusiones y entretenimiento. Lo del sábado no fue más que una confirmación más de eso. Bueno, fue mucho más que eso. Fue un sueño hecho realidad, y hecho realidad en muy buena compañía. La Fuerza sigue siendo poderosa. Ya lo creo que sí.

No puedo terminar esta entrada sin referirme a este hombre, que rápidamente se convirtió en el ídolo de cuantos le rodeábamos. En la entrada para el evento aparece la siguiente advertencia: "Queda prohibido cualquier filmación, grabación o reproducción en el interior del recinto salvo autorización expresa del Organizador. Al efecto, se prohíbe la entrada de cámaras de fotos, vídeo y/o aparatos de grabación de cualquier tipo". Yo quería hacer fotos. Y llevé mi cámara pese a la advertencia. Metí el cuerpo de dicha cámara en el bolsillo de mi chaqueta y el objetivo en el bolsillo interior. Al entrar, una guardia de seguridad me preguntó qué llevaba en el bolsillo. "Una cámara", le contesté. "¿Qué tipo de cámara?". Ahí no supe qué decir y me dispuse a mostrársela para que saliera de dudas. Antes incluso de que asomara más que un lateral de la cámara, ya me dejó pasar. Me quedé con la duda de saber qué tipo de cámara no se podía pasar.
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En el interior, todo el mundo estaba haciendo fotos. Pero es que fue llegar al patio de butacas y conocimos a este hombre. Llegó solo, mochila al hombro y se sentó en nuestra fila de delante. Abrió su mochila. Sacó su cámara de vídeo. Sacó después un trípode. Colocó el trípode. Después la cámara sobre el trípode. Y una vez completó la operación, pulsó el botón "REC" y grabó la totalidad del concierto. Como decía, mi ídolo. Hasta tuvo tiempo de hacer alguna que otra fotografía con otra cámara mientras trabajaba su cámara de vídeo. Estuve tentado de pedirle una forma de contacto para que me pasara una copia. Pero no, en realidad no hace falta...

domingo, marzo 21, 2010

De entradas, feminismos y comentarios

No pensaba yo que mi anterior post fuera a dar tanto juego en los comentarios. El asunto me parece fascinante, me encanta el debate que genera. El debate serio, se entiende. Y como creo que en los comentarios hay de los dos, del serio y del no serio, creo que es conveniente aclarar algunas cuestiones. Y lo hago desde la convicción de que es imprescindible y muy positivo que haya opiniones contrarias a la mía. Eso es el debate y me alegra que haya gente que lo entienda así. Vosotros enriquecéis este muy humilde blog y, sobre todo, a mí. Soy curioso por naturaleza. Por eso leo y escucho. Por eso, en este caso concreto, me gusta saber que hay gente que cree que el Ministerio de Igualdad es necesario y los motivos por los que lo piensa. Me gusta que hay gente que piensa que este Ministerio tiene la capacidad de solucionar los problemas reales que atañen a este asunto. Y adoro que alguien me recalque la importancia del feminismo a lo largo de la Historia.

Ahora bien, lo que no entiendo ni comparto es que, en lugar de exponer ideas propias y defenderlas, haya comentarios que pretenden confundir o insinuar cosas sobre mí o mis opiniones. Me quedo con lo último que se dice en los comentarios: respeto. De ese algo ha faltado en más de un comentario. Yo siempre soy respetuoso con todo el mundo y sólo pido lo mismo. Y paso a detallar. El segundo de los comentarios anónimos (siempre anónimos, curioso dato...) dice que mi reacción a la propuesta de Aído es machista aunque no lo acepte o no lo sepa. Discrepo abiertamente. Por desgracia, es el mismo error que ha cometido la ministra al responder las críticas a las declaraciones que dieron pie a mi anterior post. ¿Soy machista por criticar a una mujer? ¿Soy machista por criticar el feminismo? Pues no lo veo así, lo siento. La mujer y el feminismo, como todo en esta vida, pueden recibir reproches si los merecen. En todo caso, y por matizar el asunto, no recuerdo haber criticado ni a la mujer (en general) ni al feminismo. Lo que hice fue tirar de ironía para evaluar las declaraciones de una ministra. No veo el problema.

El tercer anónimo me acusa de no contrastar informaciones y lo hace en unos términos que tampoco comparto. Me parece genial que no estés de acuerdo conmigo, que rompas una lanza y las que hagan falta en favor de la ministra de Igualdad. Lo que no entiendo es por qué descalificas mi forma de trabajar o de escribir sin conocerla. Y para que la conozcas, te la cuento. Leí la información por primera vez aquí. Efectivamente, el enlace es de la versión digital de El Mundo. Pero si te fijas en la firma de la noticia, verás que es de EFE. EFE es la agencia pública, con lo que imagino que, por lo que dices, te podrá generar más confianza que El Mundo o ABC. En cualquier caso, sirve para quitarle todo peso a la argumentación de que la noticia de origen haya podido tergiversar de forma interesada a la ministra. De la noticia enlazada saco los entrecomillados que usé en mi entrada, aunque antes de publicarla leí la información en dos lugares más. En ninguno de los dos había contradicción alguna con lo que leí en primera instancia y, por lo tanto, usé esas declaraciones.

Buscando por ahí, he encontrado la frase exacta que dijo la ministra. "Es el momento en que la igualdad, los estudios de género y la tradición intelectual e histórica del feminismo tienen que ocupar un lugar en la formación troncal de los universitarios", fueron esas palabras. Después, tras el revuelo suscitado, la ministra explicó y matizó esas palabras. "En ningún caso he solicitado que se imparta una asignatura troncal sobre feminismo en las universidades españolas. Lo que he dicho es exactamente lo mismo que ya tenemos recogido en nuestras leyes. Es decir, la necesidad de fomentar la igualdad entre hombres y mujeres en la formación universitaria", es lo que dijo entonces. En esas mismas declaraciones, apuntó que muchas de las críticas se deben al machismo.

Supongo que con el párrafo anterior, respondo a lo que me pedía el sexto anónimo, el que quería que releyera ambas declaraciones, las pensara un rato y después escribiera una nueva entrada. Sí ha dicho lo que yo creo que ha dicho y, concretamente, lo que yo dije que había dicho. No confundas la ironía que yo pueda poner en mis escritos con una tergiversación de unas declaraciones entrecomilladas. Claro que Bibiana Aído no dijo en ningún momento "quiero que haya una asignatura troncal de Feminismo en todas las carreras universitarias". Eso forma parte de la trayectoria de la política contemporánea en general y, en particular, de esta ministra, algo que ya le he criticado en otras ocasiones, aquí y en conversaciones personales. Creo que no expresa con claridad sus ideas y eso afecta incluso a las que considero buenas. ¿Acaso no puedo criticarle eso a un miembro del Gobierno o me convierte eso en machista o en tergiversador? El afán de no decir las cosas con claridad y de buscar ambigüedades en el discurso es uno de los mayores males del Ejecutivo de Zapatero, del propio Zapatero y de algunos de sus ministros, entre ellos Aído.

Hablando hoy de este tema con una mujer (brillante mujer, por cierto), me decía que ella sí creía que el feminismo debe tener su hueco en los planes de estudio. Dicho así, sí estoy de acuerdo. Darle mayor importancia de lo que tiene ahora, en carreras determinadas, en logros significativos de la mujer a lo largo de la Historia. Esas cuestiones están hoy muy oscurecidas en los planes de estudios. ¿Es lo que quiso decir la ministra? No es lo que dijo, en cualquier caso, con lo que vuelve a la matización anterior. La explicación que esta mujer, amiga mía, me ha dado es mucho más brillante, razonada, completa, imaginativa y seria que la que da una ministra del Gobierno de España. Y lo ha hecho en unas pocas palabras que no forman parte de un discurso preparado. Eso me da que pensar, y mucho. Ojalá tuviéramos ministros que tuvieran buenas ideas y, además, las supieran explicar. Así el mundo sí funcionaría mejor, y no porque hubiera más mujeres que hombres en puestos de responsabilidad. Insisto, que estén los mejores, los preparados, los inteligentes y los dispuestos a hacer un buen trabajo. Me da igual que sean mujeres u hombres.

El séptimo comentario anónimo me pregunta si estoy en contra del feminismo, tal y como está definido en el diccionario de la Real Academia. La respuesta es obvia. No, no estoy en contra. ¿Acaso en algún momento he dicho lo contrario? Prefiero decir que estoy a favor de la igualdad de oportunidades (que no de números a través de las cuotas), pero me vale. Lo que sí se puede deducir con facilidad de lo que escribí es que actuaciones como muchas de las de este Ministerio del Igualdad, por lo fallidas que las considero, pueden contribuir a que el feminismo quede totalmente desvirtuado y encuentre más enemigos en esta nueva concepción que parece haber en la sociedad española de lo que es el feminismo (porque las palabras no sólo significan lo que dice la RAE, hay acepciones coloquiales o usos sociales que nada tienen que ver con el diccionario). Hoy, por desgracia, se pretende mucho más buscar enemigos del feminismo que lograr la igualdad real. Lo primero me molesta. Lo segundo sigue siendo un objetivo loable y necesario. Y no creo que tenga que demostrarle nada a nadie a este respecto. Las mujeres que me conocen y que han trabajado conmigo saben cómo me muevo yo en la vida y en el mercado de trabajo.

Hay tres comentarios anónimos más en la anterior entrada. No sé si conozco a alguna de las personas que estén detrás de dichos comentarios o si de verdad me son anónimos. En cualquier caso, no sé qué pretenden. No tienen ningún sentido. No aportan nada. No dicen, en realidad, nada. Son irrelevantes y absurdos. Son una pérdida de tiempo. Y, me temo, que el tiempo perdido es de la persona o persona que los ha escrito, no el mío. Ojalá todos empleáremos nuestro tiempo libre en cosas de mucho más provecho que esto. Quizá con estas líneas doy ánimos a estos anónimos para que sigan escribiendo comentarios así. No lo sé. Tampoco me importa mucho, la verdad.

A Sonix, Muchacha de Ojos Tristes, Reverendo Pohr, Arual, C. C. Buxter, Claire, Jo Grass, Lola, Anna y Raquel, y también a los que leéis con interés sin comentar por el motivo que sea, mil gracias. Vosotros hacéis que el mundo de los blogs sea algo fascinante, rico y precioso. Me encanta que estéis al otro lado y que, con vuestras ideas, vuestras críticas y vuestra presencia seáis mucho más importantes que todo lo molesto que pueda tener este pequeño mundo de los blogs.

miércoles, marzo 17, 2010

Ministra del Feminismo

Recuerdo mis años universitarios, en buena medida, como una pérdida de tiempo en lo que se refiere a la formación específica que recibí para desempeñar el oficio al que quería dedicar mi vida. Dicho de otra forma, en Periodismo estudié muchas cosas pero no cómo ser un buen periodista. Eso lo aprendí después, cuando di el salto al mundo laboral, o por mi cuenta, como lector. Con este bagaje personal, creo que aplicable a muchos estudiantes de mi carrera, supongo que no será dificil de entender el enfado monumental que tengo tras leer que la ministra de Igualdad, Bibiana Aído, cree que la igualdad, los estudios de género y la "tradición intelectual" del feminismo tendrían que disponer de "un lugar en la formación troncal" de los universitarios españoles. En otras palabras, que habría que estudiar el feminismo, ya no sé si como asignatura única o como parte de alguna otra.

Podríamos estudiar Feminismo, así, con mayúscula. O podríamos, por ejemplo, estudiar Historia de España y el feminismo, Historia del Arte y feminismo, el feminismo y la física cuántica, o teorías aplicadas del feminismo en la microbiología aplicada. Porque, claro, queda una poderosa duda en el aire. ¿En qué carrera o carreras habría que estudiar el feminismo? ¿En todas? ¿Sólo en las de letras? ¿En las que empiecen por vocal? ¿En las que haya mayoría de estudiantas (si nuestra insigne ministra puede hablar de miembras, digo yo que nadie se meterá conmigo por innovar con este término, ¿no...?)? Confío en que la ministra de Defensa, Carme Chacón, no se sentirá celosa de la úlitma y prodigiosa idea de su compañera de Gabinete, porque de lo contrario la Historia militar podría ser también una asignatura universiaria.

El Ministerio de Igualdad nunca tuvo sentido. La práctica, la ministra, sus frases y sus ideas han demostrado que ha sido un error, y por desgracia un error que no se va a rectificar, pues Zapatero alardea de sus logros. Sin embargo, sus grandes temas los podría haber llevado el Ministerio que los llevara antes de la creación de esta nueva cartera. Y sus pequeños asuntos, incluyendo ocurrencias como ésta, me temo que están provocando el efecto contrario al perseguido. Bibiana Aído está consiguiendo que mucha gente se esté posicionando de ella y del Gobierno en primer lugar, pero también, y por extensión, de todas las ideas surgidas de su Ministerio, sean buenas o malas (predominan las malas, para qué nos vamos a engañar).

Hace no mucho, aseguró que "el mundo funcionaría mejor si hubiera más mujeres mandando". Supongo que esos son los méritos que esta pretendida igualdad busca en las personas. Yo prefiero que los puestos de responsabilidad los ocupen personas preparadas y capacitadas. Sean hombres o mujeres. Igual teníamos que preocuparnos de que todos tuviéramos igualdad de oportunidades, que no de puestos, para desempeñar las funciones que mejor se adaptan a nuestra preparación. Esa es la igualdad en la que creo. No la de cuotas. No la de las imposiciones. No la de las ocurrencias absurdas que no contribuyen a solucionar los problemas, sino a enturbiarlos. A mí no me preocupa que haya menos mujeres que hombres en puestos de responsabilidad. A mí lo que sí me preocupa es que mujeres preparadas no alcancen su potencial por culpa de hombres que no están preparados.

A ver si no nos lo han dicho y resulta que Bibiana Aído no es ministra de Igualdad, sino del Feminismo. Y la pregunta es: ¿eso para qué sirve...?

viernes, marzo 12, 2010

Superhéroes

Creo que puedo afirmar sin temor a equivocarme que este número 285 de Fantastic Four, publicado en Estados Unidos en diciembre de 1985, es el cómic que me hizo pensar que el cómic, y en concreto el cómic de superhéroes, podía ser mucho más que una colección de dibujos de personajes imaginarios de buen corazón luchando contra los malos. Entonces no había Internet y el proceso de traducción y edición hacía que la demora de la publicación de los cómics en España fuera mayor que ahora. No sé cuándo lo leí. Quizá en 1987. Con nueve años. Y recuerdo todavía la huella que dejó en mí.

Espero que os suene la Antorcha Humana. Os cuento quién es, de todos modos. Es un superhéroe, miembro de los 4 Fantásticos. Es un chico algo alocado, feliz, algo irresponsable. Es el más joven del grupo, o debería decir de la familia, porque de eso se trata con los 4 Fantásticos, de familia. Sus poderes, obvios: es capaz de cubrir todo su cuerpo con llamas, manipularlas, y hasta volar. En esta historia, una doctora le busca para llevarle al hospital. Quiere que vea a un niño que tiene a la Antorcha Humana como su ídolo. En el mundo real, los críos tienen como ídolos a actores, cantantes o deportistas. En un mundo lleno de superhéroes, ¿a quién vas a tener como ídolo?

El chaval se está muriendo porque quiso ser como su ídolo. Lleno de esa inconsciencia que a veces tienen los niños, pensó que rociando su cuerpo con gasolina y encendiendo una cerilla podía ser como su ídolo. A la Antorcha Humana le afecta. No, mejor aún. A Johnny Storm le afecta. Porque, además de superhéroe, Johnny es un ser humano. Y uno de los buenos. Piensa que si un niño ha llegado hasta ese punto para imitarle, quizá no merezca la pena seguir siendo la Antorcha Humana. No os voy a contar el final de la Historia. Quizá alguien tenga interés por saber cómo acaba y por qué.

Ese número, escrito y dibujado por el mejor John Byrne, uno de los artistas que mejor ha sabido entender a los 4 Fantásticos, me enseñó que un superhéroe es algo más que un traje vistoso, unos superpoderes atractivos o un mundo de fantasía. Esta historia me enseñó que el cómic es también literatura. Igual aquello no era Shakespeare, Cervantes o, qué mejor día para decirlo y así hacerle un homenaje, Delibes. Pero podía serlo. Podía ser que un cómic tocara aquello que llevamos dentro, apelara a la sensibilidad y al corazón tanto como a los sentidos y a la vista. Aquel cómic me abrió la puerta a un mundo nuevo, lleno de posibilidades y de arte. El superhéroe era mucho más de lo que me había imaginado hasta entonces.
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Si Vicente Molina Foix ya me demostró el año pasado lo osado que se puede ser dentro de la ignorancia, Fernando Trueba ha decidido seguir su ejemplo. Para criticar En tierra hostil, película que a mí no me gusta y que no tengo precisamente motivos para a defender, Trueba no ha tenido más ocurrencia que calificarla como una película "de superhéroes". Pero ahí no queda la cosa. Resulta que en una entrevista en La Vanguardia, Trueba nos apunta lo que para él es un superhéroe: "un imbécil vestido de forma estrafalaria, un fracaso de la ficción". Luego ahonda en su más que particular visión, la que le revela como un hombre ignorante de lo que habla. Y parece que a mucha honra.
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No es que no entienda o no quiera entender lo que es un superhéroe, algo que me parece de lo más legítimo. Es que disfruta despreciándolos. Hace de la ignorancia el camino, porque evidencia con sus palabras que no ha tenido experiencias con el mundo de los superhéroes, y del insulto la herramienta para expresar sus gustos. En la primera de las entrevistas que cito, Trueba lamentaba que la gente no tuviera un espíritu más crítico. Que bueno sería que gente así supiera aplicarse sus propios consejos.
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Ya sé que he caído en la trampa, que hablo de alguien que sólo buscaba que se hablara de él, como ya me pasó con Vicente Molina Foix. Pero espero que el ejemplo que he puesto para expresar que el cómic de superhéroes es mucho más de lo que piensa Fernando Trueba sirva para que la gente no cometa el error de seguir a este director de cine sin al menos haber visitado el mundo de los superhéroes.

martes, marzo 09, 2010

Censura

El 22 de junio del año pasado, escribí una entrada cortita sobre lo importante que es escribir bien, también en los blogs, aprovechando una frase que leí a José Saramago sobre esta herramienta de comunicación tan bonita y accesible a todo el mundo. Como tengo por costumbre contestar a todos los comentarios que recibo siempre tras publicar una nueva entrada, tardé seis días en dar cumplida respuesta a las nueve personas que decidieron aportar algo a aquella.

Entre el pasado 29 de enero y hoy mismo, me han llegado 16 comentarios más a esta entrada. Curiosos comentarios, la verdad, pues todos son anóninomos, todos están en ingles (aunque algunos de sus autores muestran un encomiable esfuerzo por demostrar que saben idiomas y me saludan con un "ciao" o un "ola") y todos, casualmente, contienen una dirección de Internet a la que, me temo, no me he dirigido.

Porque, afrontémoslo, no me interesan informaciones en las que se explique que China y Rusia culpan a un experimento fallido de Estados Unidos del terrmoto de Haití o hacer una encuesta online que servirá para ayudar a los damnificados, participar en casinos de Las Vegas que me regalan 400 euros o comprar un reloj suizo de imitación, llamar a un servicio de limpieza en Londres o ver Gossip Girl onlice. Y aunque parezca mentira, también he declinado contactar con James, más conocido como El Profeta, para que me haga rico a través de mi blog.

No soy un genio informático, pero imagino que aquella entrada en concreto contendría una serie de palabras clave que hacen de él una presa apetitosa para esta clase de spam informático. Igual repitiendo algunas de esas palabras en este post me estoy ganando una gran colección de nuevos comentarios de este tipo. El caso es que, aunque normalmente me da cierta pereza la tarea de borrarlos, hoy he decidido librarme de esos 16 comentarios anónimos y sin contenido. Lo digo por si acaso alguien piensa que se trata de algún tipo de censura, porque no lo es.

Censura es esto.

Y censura de la peor, de la más rastrera, de la mal hecha además. Una censura deplorable, lamentable, condenable y perseguible, porque además de ser censura hay quien la ha querido enmascarar como libertad de expresión. Romà de la Calle decidió abandonar su cargo como director del Museu Valencià de la Illustració y la Modernitat como protesta por este acto vil de censura. Por ello, tiene mi más sincero aprecio y respaldo. Hoy ha estado presente en una concentración de protesta por estos hechos y ha lanzado apasionadamente una proclama de Kant que, desde hoy, es una máxima inquebrantable de mi vida. Lo era ya antes, pero hoy he encontrado la mejor forma de expresarlo: "Hay que atreverse a saber". Y diría más. Hay que seguir acorralando a aquellos que no quieren que sepamos. Sobre este caso y sobre cualquier otra cosa inmoral o ilegal, sea quien sea su responsable.

miércoles, marzo 03, 2010

Un argumento de tamaño

No es Guillermo Toledo un actor que me entusiasme lo más mínimo. No tengo ningún grato recuerdo de su trabajo como intérprete. Ninguna de sus películas o series me ha llegado al alma o al corazón. Quizá es por eso que no tengo demasiado interés en que, dentro de su libertad de expresión, se moje sobre los temas de actualidad que le de la real gana, sea sobre la situación del Sáhara Occidental o de la Cuba castrista. Pero como yo no dicto la agenda de ningún medio de comunicación, no he tenido mano en que Guillermo Toledo se haya convertido en noticia por hablar de lo segundo para comparar su actitud con lo que hizo por el primer problema en dos casos que algún lumbreras ha considerado análogos. Quizá mi desinterés en lo que pueda decir viene porque no considero que Guillermo Toledo tenga influencia real en el futuro del Sáhara o en el de Cuba, por mucho, insisto, que tenga derecho a decir pública y privadamente lo que le venga en gana de cualquiera de los dos asuntos.

Quizá es que sigo teniendo una ya arcaica concepción de lo que es noticia y de lo que no (no me pongo por encima de nadie ni me cuelgo medallas; simplemente veo cualquier periódico o cualquier informativo y constato que hay multitud de noticas en las que no veo nada noticioso, cosa que hace años no me pasaba), y lamento profundamente que se hable más de lo que dice un actor español sobre la muerte en una prisión cubana de una persona (que, para el caso, me da un poco igual si es un preso político, uno común, un disidente o lo que sea) que de la propia muerte. O de Cuba. O del futuro de Cuba. O de los dirigentes de Cuba. O de la gente que quiere cambiar el destino de Cuba. Eso sería lo esencial de la noticia, del debate y del contraste de ideas. No Guillermo Toledo.

Pero hete aquí que ayer escucho por casualidad un fragmento de una cosa que llaman tertulia (en realidad no lo es; aunque la Real Academia no lo diga, para mí una tertulia implica un debate de ideas, no un akelarre unidireccional de pensamiento único que sólo sirve para alentar a los fieles... o a los extremistas) en una de estas televisiones de bajo coste que se han impulsado en los últimos años, vía concesión político-digital (de dedo, que nada tiene que ver con las nuevas tecnologías aunque su escenario sea la TDT). Criticaban las palabras de Guillermo Toledo, y sustentaban esas críticas en un gran argumento: que la tenía pequeña. Que, vaya curiosidad, tenerla pequeña parecía un rasgo de los actores de izquierdas. Y, claro, no podía ser fruto más que de la casualidad, que no hay regla biológica que sostenga el razonamiento, pero que ahí lo dejaban para que sus espectadores lo tuvieran en cuenta.

Ya me imagino hoy las tertulias en el bar. El tipo más de derechas de cada grupo de amigos o compañeros de trabajo dirá: "¿sabéis qué? Los actores de izquierdas la tienen pequeña". Porque imagino que serán sólo los actores, no dijeron más en la tertulia. Eso sí que es un argumento de peso. O de tamaño. Pero no precisamente de esa parte del cuerpo que están pensando esos tertulianos (palabra que, si no lo tiene ya, dentro de poco tendrá un sentido peyorativo predominante), sino de la materia gris que, dicen, todo el mundo tiene dentro del cráneo. Ya sé que la biología tampoco soporta mi argumento, ya. Pero es que todos podemos usar estos argumentos de tamaño para hacer la demagogia que queramos, ¿no?