sábado, enero 31, 2009

Vendiendo armas

Quería profundizar yo en el debate que me ha abierto Bebita en el post de hacer unos días sobre la intervención de Zapatero en TVE del pasado lunes. Lo que dice me interesa (como todo lo que suele comentarme o escribir en su propio blog, como todas las aportaciones que me dejáis y que a veces me sugieren nuevas entradas) porque pone el dedo en la llaga de un asunto, la venta de armas a determinados países, que debiera tener más protagonismo del que tiene. Y el tema tiene además muchos puntos de vista posibles, lo que hace el debate mucho más rico e interesante.

Desde luego, desde el punto de vista humano, la cuestión es más que interesante. ¿Debe vender España armamento a países conflictivos? La respuesta que nos saldría a la mayoría es que no, pero creo que hay demasiados matices como para dar esa contestación de forma apresurada. Primero, ¿qué consideramos un país conflictivo? Porque nos sorprendería ver qué países pueden no cumplir los requisitos. Seguimos. ¿Estaríamos dispuestos a romper relaciones comerciales y diplomáticas con un país amigo por negarnos a venderles armas? Y otra pregunta, aún más importante: ¿sería efectiva una medida moral de este calado si sólo la adopta un país? Aquí la respuesta es fácil. Evidentemente no. No quiero mirar hacia la ONU porque ya sé que es una mirada perdida, pero si no hay una actuación global no habrá resultados notables.

Esta semana la polémica se ha centrado en la venta de armas a Israel. Dije entonces que la polémica me parecía algo artificial porque según datos que escuché, las exportaciones a Israel suponen algo menos del 1 por ciento de las armas que España vende a otros países. Teniendo en cuenta el presupuesto militar israelí, la aportación española es ínfima, y sobre todo en equipos de imagen o contramedidas, no en armamento propiamente dicho. No le quito importancia al asunto, que quede claro, pero hay que tener en cuenta los efectos reales de lo que se pide. Si España no vende armas a Israel, Israel no lo va a notar. Sin una acción general, es imposible que haya incidencia. Quizá sirva para tranquilizar las conciencias de algunos políticos, pero se seguirán perdiendo vidas. No nos debiera bastar que la sangre manche otras manos y no las nuestras.

Sin buscar demasiado en Internet, uno encuentra que a finales de 2007 se aprobó una nueva Ley de Control de Comercio Exterior de Material de Defensa y Doble Uso, que entre otras cosas obliga al Gobierno a remitir cada seis meses informaciones por escrito de las exportaciones realizadas, tipo de armas y país de destino. La Ley daba respuesta a peticiones realizadas por distintas ONGs durante los últimos diez años, y todas ellas celebraron el nuevo texto legal como un avance porque era un ataque directo a la falta de trasparencia que durante tantos años ha reinado en este mercado. No obstante, estas organizaciones mantienen sus quejas, por lo que parece obvio que falta mucho por hacer.

En esas quejas, las ONGs denuncian que España sigue vendiendo armas a países como Colombia, Pakistán, Israel o Marruecos. La Cátedra UNESCO sobre Paz y Derechos Humanos de la Universidad Autónoma de Barcelona denunciaba en 1999 que España vendía armas a 17 países que no cumplían los requisitos de la Unión Europea. En 2001, otra información apunta 14 países conflictivos. Parece claro entonces que ha habido avances desde aquellos años, y justo sería reconocerlos también, al margen de que sigan vivas las reivindicaciones. Porque si tenemos una ley con poco más de un año de vida, lo suyo es que se cumpla.

Lo que no me gusta del debate son las desviaciones interesadas (que es lo que para mí hizo Soraya Sáenz de Santamaría con su intervención al día siguiente) y las ingenuidades. Lo suyo sería tratar el tema con seriedad y rigor para encontrar soluciones. Y eso, necesariamente, tiene que englobarnos a todos: ONGs, los diferentes estados, los partidos políticos y los medios de comunicación. En España, creo que fallan mucho los partidos políticos (porque no quieren comprometerse a un debate serio), bastante los medios de comunicación (porque la información parece sesgada y demasiado coyuntural) y no sé muy bien cuánto pero desde luego mucho el Estado (creo que hace falta más información y transparecencia para tener ideas claras).

Yo no soy partidario de vender armas a Israel si su Gobierno sigue empeñado, y va a seguir empeñado, en lanzar ofensivas asesinas como la actual. Pero hay que ser conscientes de que no es un debate "armas sí / armas no". Es un debate que engloba muchos más factores comerciales y diplomáticos que afectan a nuestros intereses como país y a nuestras relaciones con otros estados amigos y con los organismos internacionales de los que formamos parte. Ese es el debate que debemos hacer. Con toda la información y con todas las opiniones.

viernes, enero 30, 2009

De Madrid... ¿al cielo?


Bienvenidos a la Comunidad de Madrid. Ahora todos estamos oyendo hablar de Madrid por esa trama de espías, contraespías y contracontraespías que puede ser (o no) que nos hayan montado entre el gobierno regional (oh, casualidad, dirigido por Esperanza Aguirre) y el gobierno muncipal (oh, más casualidad todavía, dirigido por Alberto Ruiz-Gallardón). Pero en Madrid pasan muchas más cosas, que nadie piense que nos limitamos sólo a eso, no...

Madrid es la comunidad autónoma en la que nuestros queridos regidores autonómicos promulgan leyes en contra de las leyes que hace el Gobierno central por la única satisfacción de llevarles la contraria. Pero hete tú aquí que vienen los jueces y no paran de decirle a nuestra insigne presidenta que no, que no tiene la razón, ni con el tabaco ni con sus ánimos, conciencia aparte, a objetar una asignatura. Ya ven, la presidenta de todos los madrileños, que no para de pensar en todos y cada uno de sus ciudadanos...

Y es que Madrid es también un maravilloso lugar en el que, como dijo Esperanza Aguirre hace no mucho tiempo, los ciudadanos no están preocupados por la sanidad porque todo va de maravilla. Es tan obvio que no hay miedo alguno a la privatización de la sanidad pública, ni nadie que se oponga por supuesto, o a que los médicos se harten de una precariedad de medios que seguro que se inventan los progres, que ¿quién puede preocuparse por la sanidad...?

Como la Sanidad no nos preocupa en Madrid, buscamos otros asuntillos a los que dedicar nuestro tiempo. Y, no porque haya problema alguno, no, sino porque tenemos mucho tiempo libre, nos preocupamos de que se pretenda privatizar el Canal de Isabel II, de que los porteros de discoteca trabajen en la alegalidad o incluso en la ilegalidad, tonterías con respecto a la adjudicación de contratos públicos, la situación de la enseñanza, de esos parquímetros tan bonitos que nos puso Gallardón o incluso la contaminación atmosférica que tenemos en la capital. Hubo un tiempo en el que incluso nos podíamos preocupar de por qué se repitieron unas elecciones, pero eso fue hace mucho, claro...

Madrid. No sé cómo estarán en otras comunidades autónomas, pero por aquí estamos la mar de bien. Dice el refranero popular que de Madrid al cielo. Pues eso...

martes, enero 27, 2009

Las preguntas para el presidente

Otra vez, todo el mundo habla hoy del programa Tengo una pregunta para usted, el srgundo en el que el protagonista es el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Punto a favor de TVE, sin duda, porque consiguió una audiencia muy elevado y el seguimiento de todos los medios de comunicación. Pero, aún a riesgo de colocarme frente a toda la opinión pública, no termino de ver las bondades de este formato. Me explico. Que un medio de comunicación delegue en los ciudadanos su misión de entrevistar a todo un presidente del Gobierno supone la asunción de un cierto fracaso. Colocar al presidente del Gobierno frente a un centenar de ciudadanos supone pensar que las respuestas de Zapatero van a aportar en este formato un valor distinto al que ofrecerían si las preguntas las hicieran los periodistas. O dicho de otra forma: el papel del periodista acaba por ser irrelevante, porque cualquiera puede plantear preguntas a un presidente del Gobierno con la habilidad suficiente como para que sean objeto de debate.

Y es verdad que algunos hacen buenas preguntas (supongo que ahí radica el valor de este programa), pero se pierde la esencia de la entrevista. En un cara a cara de este tipo, el objetivo tiene que ser uno: que el entrevistador dirija al entrevistado hacia donde él quiere llegar, nunca deja que el entrevistado se escape a su terreno. Eso, con este formato, es absolutamente imposible, porque apenas hay réplica. Valoremos las preguntas a Zapatero de una en una. ¿Cuántas cuestiones directas dejó sin contestar? Bastantes. E hizo bien (unas porque no le corresponde, otras porque no tiene los datos concretos, y otras, por qué no decirlo, porque las quiere eludir), que nadie piense que con ello estoy criticando la habilidad del político para solventar una pregunta con evasivas. Entre otras cosas porque muchas de las preguntas no tenían una respuesta que pudiera darles el presidente del Gobierno. La de si piensa que un feto o un embrión son seres humanos no me parece una pregunta para él, porque no puede darle una respuesta personal. No se trata de creencias, se trata de legalidad.

De lo que hizo Zapatero, tengo que lamentar su cada vez más inverosímil uso de la gramática. Como he tenido la suerte de ejercer de periodista desde unos meses antes de que el ahora presidente del Gobierno saltara a la primera línea política, puedo decir que le he escuchado en casi toda su carrera política. Y al principio Zapatero era un orador brillante, inteligente y coherente. Sigo recordando su primer Debate sobre el estado de la Nación, un debate magnífico por su parte, que protagonizó sin papeles que leer. Aunque la entonces controladísima (por Moncloa) prensa le dio la victoria inmediata a Aznar en aquel Debate, lo cierto es que las encuestas dos semanas después, sobre todo la del CIS demostraron que la gente vio vencedor a Zapatero. Yo vi vencedor a Zapatero y me alegró enormemente que los ciudadanos hubieran visto lo mismo que yo. Me reafirmó en mi vocación periodística. Pero hoy Zapatero se ha olvidado de hablar. Ya no sabe hacerlo. Y a mí, por eso, me ha periddo un poco.

Eso sí, el presidente dejó algunas cosas interesantes. Al margen de la polémica que algunos quieren montar ahora con lo de las armas vendidas a Israel (¿buscamos en los archivos para ver a quién vendía armas el Gobierno del PP...? Mira que si nos llevamos alguna sorpresa...), su presencia en el programa demostró que los mensajes no suelen llegar efectivamente al público. Hasta dos veces tuvo que aclarar que no se ha regalado dinero a los bancos. Otra más tuvo que negar que se haya mostrado en contra del plan de Bolonia. Y creo que otras dos veces tuvo que recordar que el eslogan del pleno empleo no pudo ser jamás una promesa (porque, entre otras cosas, Zapatero no firma contratos ni nóminas). Los mensajes no llegan. Me encantaría saber qué parte de culpa tienen (tenemos) los periodistas y comunicadores. Y, sobre todo, me encantaría saber qué porcentaje obedece a un trabajo mal hecho (algo que siempre se puede corregir si se conocen las causas) y qué porcentaje se debe a la manipulación de frases, cifras y noticias.

No voy a entrar en la diferencia de agendas y preocupaciones que tienen ciudadanos y medios de comunicación porque me parece un debate estéril y muy tramposo. Es obvio que al españolito de a pie en el fondo le da igual la financiación autonómica, quién gobierna una u otra comunidad autónoma o que en el PP anden espiándose o contraespiándose. Lo que le preocupo es el sueldo, la hipoteca y poder comer todos los días. Lógico. Pero los medios de comunicación no pueden informar sólo de eso, el espectro es y debe seguir siendo mucho más amplio. Si no se informara de todas esas cuestiones, estaríamos dejando al poder un marco de impunidad enorme.

sábado, enero 24, 2009

Libertad de prensa, conspiraciones varias

Libertad de prensa. Libertad de opinión. Cuántas veces se han invocado estos derechos para pisotear otros muchos. Cuántas veces se ha confundido la legítima opinión con una barbaridad, una injuria, una acusación infundada, un intento de liquidar la carrera pública de algún personaje. Y cuánto daño nos hacen estos casos a quienes defendemos con fervor la libertad de prensa y opinión para poder ejercer el periodismo con libertad, con rigor y con sentimiento, sea desde un medio de comunicación importante o desde un modesto blog. Si hay un nombre que podemos asociar a este perjuicio que padecemos los periodistas por comportamientos así, es el de Federico Jiménez Losantos. Hace algunos meses, me congratulé de que fuera condenado por las injurias que dedicó al alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón. Ahora creo que ya es el momento de exigir algo más.

Ayer, Federico Jiménez Losantos lanzó a las ondas su versión de los espionajes cruzados que se están descubriendo en el PP madrileño. Uno de los que al parecer fue espiado es Alfredo Prada, consejero de la Comunidad de Madrid haste hace no demasiadas fechas. Coincidió su salida del Gobierno regional con su entrada en la Ejecutiva nacional del partido de la mano de Mariano Rajoy. Hay quien piensa que esa coincidencia se debe a la oposición de Aguirre a Rajoy. El caso es que Jiménez Losantos dijo de Prada que "se le adjudicó, precisamente, el intento de grabar, de seguir, etc., aparte de intentar asesinar... bueno, de provocar con su incuria un accidente que pudo acabar en el cementerio con Esperanza Aguirre y con Rajoy. Por cierto, ahí no quiero preguntar ¿qui prodest? [¿a quién beneficia?], porque eso sí que ya…".

Se refería, como supongo que todos sabréis, al accidente de helicóptero que sufrieron el presidente del PP y la presidenta de la Comunidad de Madrid en 2005. La pregunta que tenemos que hacer es clara. ¿Puede un comunicador utilizar un micrófono para acusar sin pruebas a una persona de un intento de asesinato? Y la respuesta es obvia. No, no puede. Y no debe. Sobra decir que Jiménez Losantos no se va a detener en nombre de la decencia o la ética periodística, y por eso considero necesario que alguien le ponga freno. No vale invocar la libertad de opinión para decir de forma irresponsable todo lo que le plazca al comunicador de turno. Visto que la Justicia sólo puede imponerle perioódicas multas (tantas como demandas se presenten, dados los antecedentes) y no tiene capadidad de ponerle un final a esta historia, hay tres grupos que podrían detener sus barbaridades radiofónicas: los oyentes, los empresarios y el gremio.

Parece difícil que todo el mundo se ponga de acuerdo en no sintonizar el programa de Jiménez Losantos, más que nada porque hemos llegado a un punto en que el fanatismo está muy extendido, muchos parecen coincidir con las opiniones más radicales del locutor e incluso aplauden que se lancen proclamas como esa por las ondas. Los empresarios de medios de comunicación parecen también disfrutar con comunicadores así. En el caso de la COPE es incluso más sangrante. La emisora de la Iglesia ha decidido, conscientemente, que los principios éticos que propugan para el resto de la sociedad (y que suele derivar en críticas excesivas hacia quienes, conscientemente, no nos consideramos público objetivo de sus mensajes) no son aplicables a sus locutores.

Finalmente, el gremio parece no existir. ¿Por qué las asociaciones de prensa no velan por el buen comportamiento de quienes las representan, de quienes dan la cara ante el público? Sólo salen cuando somos los ofendidos, pero desaparecen cuando tenemos que dar un tirón de orejas a uno de los nuestros. El corporativismo nunca ha sentado bien a la gente, que se lo pregunten a los jueces. El silencio en estos casos es perjudicial para la profesión, que se hunde ante la opinión pública cada vez que un comunicador sobrepasa de una forma tan lamentable las fronteras de la libertad de expresión. No actuar contra alguien que perjudica tanto a los periodistas es una forma de cobardía y una demostración de que el periodismo pasa por un momento delicado.

Por cierto, que este caso de supuesto espionaje cruzado me deja dos incongruencias de esas que me encantan. El pasado miércoles, Gallardón dijo en 59 segundos que la relación con la Comunidad de Madrid es muy buena a pesar de que no haya trato personal entre alcalde y presidente. Qué curioso, ese argumento no le valía a casi nadie para explicar la relación entre España y Estados Unidos con Zapatero y Bush de presidentes... Y El Mundo publica en un editorial que este caso es "una operación mediático-política para destruir la carrera política de Esperanza Aguirre". Lo dice El Mundo, que sabe ya por experiencia lo que es formar parte de una de esas operaciones. Que se lo digan a Felipe González o que se le pregunten a Anson, que sabe diferenciar muy bien las operaciones de acoso y derribo de las conspiraciones...

martes, enero 20, 2009

Ese es el camino, el de la ilusión

Eso es lo que parece que le está diciendo Obama a Bush en esta foto. Ese es el camino, lárgate y no vuelvas. Bueno, vale, es lo que a mí me hubiera gustado que alguien le dijera al ya, por fin, ex presidente de Estados Unidos. Ya nos hemos librado para él. Ya no tendrá botones rojos a su alcance, ya no podrá generar más odio en el mundo, ya no jugará con algunos países como si estuviera en un tablero de Risk. Ya no. Se ha acabado el mandato más nefasto de la historia norteamericana más reciente. Este es uno de los tres hechos significativos que deja todo el revuelo que se ha levantado en Washington. El más evidente es la toma de posesión del primer presidente negro de Estados Unidos. Y el tercero es la presencia en las calles de Washington de más de dos millones de personas para ver la ceremonia.

Ayer pensaba que el más importante iba a ser que George W. Bush ya no es presidente norteamericano, por todo lo que eso supone. Por el fin de la foto de las Azores, por la salida del presidente que ha creado Guantánamo y que se inventó la guerra contra Irak, olvidando asuntos más seris y trascedentes que ahora nos han sumido al resto del mundo en una gran crisis financiera. Pero sólo unas horas me veo en la obligación de rectificar. Lo más relevante de hoy es que más de dos millones de personas han querido vivir en primera persona el evento en la capital norteamericana. Ellos podrán decir "yo estuve allí". Pero lo relevante no es la cifra. Lo relevante es la ilusión. Sí, habrá muchos que hayan ido para hacer una foto, pero otros muchos han ido porque de verdad sienten ilusión ante este momento de la Historia.

Hasta ahora me he mostrado escéptico con Obama. Uno escucha sus discursos y, sí, son buenos. Alentadores. Prometedores. ¿Pero cuántos políicos han pronunciado palabras similares que no han cumplido? Demasiados. La política desencanta con facilidad y dirigentes como Bush suponen una estocada directa al corazón. Pero Obama tiene otro efecto en la gente, gente que está honestamente ilusionada con su llegada a la Casa Blanca, gente que hoy se ha acercado a Washington para coger sitio cuando todavía era de noche y había temperaturas de diez grados bajo cero. Había lágrimas sinceras en los ojos de muchos asistentes cuando Obama ha jurado el cargo. Si eso no es ilusión, ya me diréis qué lo es.

Y aunque sólo sea por todo esto, quizá por última vez, a lo mejor merece la pena tener ilusión. Porque, en el fondo, todos sabemos que el camino a seguir es el que marca la ilusión. El que parece marcar Obama, el que en realidad todos deseamos que marque el nuevo presidente norteamericano, el que no ha marcado Bush en absoluto. Lo malo es cuando la vida (y la política, que lo empapa todo) se empeña en dinamitar ese sentimiento de ilusión y da paso a frustraciones, decepciones, engaños y repetición de los mismos errores que nos han llevado hasta aquí.

Obama, es tu turno. Aprovéchalo. Tus palabras suenan bien. Ilusiónanos ahora con tus hechos, porque eso es lo que cuenta. Tienes cuatro años.

domingo, enero 18, 2009

La importancia de lo anecdótico

No, no aprendemos. Hace diez días teníamos un tema de debate trivial que copó el espacio de la información reservado a la política, el vestuario de Carme Chacón en la celebración de la Pascua Militar. Hoy tenemos otro: el vestuario de Soraya Sáenz de Santamaría en la entrevista que concede al suplemento dominical de El Mundo. Y yo que no soy capaz de ver el interés informativo de ninguno de estos dos arriesgados e intelectuales debates... No sé por qué motivo pretendemos que un político tenga limitaciones que otros seres humanos no tienen. ¿Que quiere hacer un reportaje con fotos de estudio? Pues adelante, no veo por qué su función política tiene que afectar a lo que haga con su tiempo libre. El asombro es inmenso cuando me doy cuenta de que la gente debate en serio sobre la conveniencia o la influencia política (¡y en la carrera de Mariano Rajoy!) de estas fotos. Y el asombro pasa a ser carcajada cuando oigo a Isabel Durán decir que "los políticos están para eso", siendo "eso" el recibir críticas...

Por supuesto, no me voy a colgar medallas, porque en realidad tenía ya había olvidado por completo (lo que demuestra la importancia real de estas noticias supérfluas, de las críticas absurdas e intrascendentes, de los debates estériles), la polémica por aquel reportaje que la revista Vogue hizo con las ocho ministras del primer Gobierno de Zapatero. Pero es cierto que la comparación es inevitable e incluso necesaria. El mérito es de quien lo recordado este tema, Mariano Rajoy, a quien algún asesor le habrá dicho que estas fotos de Soraya se parecen demasiado a aquellas de las ministras. Se lo habrá recordado porque mira que dieron cera desde el PP con este asunto. Esas críticas sí que exceden el ámbito en el que se deben mover nuestros políticos. Vamos, que un político debe dedicar su tiempo a cosas más importantes que un reportaje de una revista en el que aparezca una ministra... En su día, esas críticas me parecieron banales y estúpidas. Las de hoy a Soraya Sáenz de Santamaría me merecen los mismos calificativos.

Eso sí, hay un asunto colateral en el que merece la pena detenerse. Que Rajoy rectifique hoy una crítica de 2004 da mucho que pensar (aunque pocos lo vayan a hacer). El líder de la oposición nos deja dos opciones: que hiciera aquellas declaraciones sabiendo que eran injustas o que realmente se haya dado cuenta de un error con casi cinco años de diferencia. La segunda me parece un tanto inverosímil (aunque, quién sabe...), y la primera me parece una constatación más de la poca categoría que tiene la actual política española. Da a entender (y en el fondo eso es lo que pensamos muchos que hace, él y otros muchos políticos) que es disparar a todo el que se mueva. ¿Que alguien del Gobierno hace algo? Se critica aunque nos parezca bien o, en el mejor de los casos, irrelevante. Y así la política no avanza. Más bien se hunde más en el pozo de la falta de competencia, categoría y trascendencia.

Que la foto de Soraya haya saltado a las primeras páginas de los medios de comunicación y a las tertulias supuestamente política es uno de los dos síntomas de clara enfermedad que hemos visto esta semana. El otro es la crisis (¿crisis...?) del Real Madrid que ha desembocado en la dimisión de su ya ex presidente Ramón Calderón. Lo primero que me asombra de este asunto es la impunidad con la que los medios de comunicación emprenden campañas de acoso y derribo. Lo que Marca y La Sexta han hecho con Calderón (del que pienso que ha hecho una lamentable gestión, no vaya a creer nadie que le estoy defendiendo) es de juzgado de guardia. Insultos, descalificaciones y, sobre todo, una desmedida atención que uno no puede entender sólo desde la libertad de información. Hay intereses detrás, los veamos o no. Los queramos ver o no.
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Decía Calderón al irse que era víctima de una conspiración. Y va a ser que me ponen las modernas teorías de la conspiración (porque sí me creí que el hombre llegó a la Luna...), pero le creo. Me acordaba de una entrevista que concedió hace algún tiempo Luis María Ansón a La Noria, en Telecinco. Le preguntaron si hubo conspiración para sacar a Felipe González de La Moncloa (aquí se puede ver el vídeo). Anson dijo que no, que nada de conspiración, que nunca la hubo. Pero matizó que algunos directores de periódicos, entre los que se encontraba, decidieron que lo mejor era que González no siguiera siendo presidente del Gobierno e hicieron "una operación de acoso y derribo" para que dejara el puesto. Pero conspiración, lo que se dice conspiración, no, ¿eh...? No confundamos términos... Pues aquí, creo que se puede aplicar algo parecido.
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Y, claro, también me produce asombro la atención dedicada a este tema. Que las noticias deporitvas hablan cada vez menos de deporte no es algo que pueda sorprender. Pero que un diario deportivo como Marca saque una portada doble con este tema (hasta ahora dedicada exclusivamente a las mayores gestas deportivas, desde el Wimbledon de Nadal o la Eurocopa de fútbol, por citar las más recientes) o que una cadena generalista como La Sexta corte su programación para ofrecer en directo la rueda de prensa en la que Calderón se despidió de la Presidencia del Madrid me parece como poco hilarante. Y más si recuerdo aquel viejo episodio que marcó mis creencias periodísticas para siempre. Cuando ETA decretó la tregua de 1999, ninguna televisión española cortó su programación para dar esa noticia. Ninguna. Como entonces Internet no tenía la difusión que tiene hoy, como tampoco las cadenas españolas de noticias, yo me enteré a través de Sky News, que sí ofreció un flash para dar esa información. Chocante entonces, triste ahora.
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Creo que casi todos podemos coincidir en que el vestido de Soraya y la dimisión de Calderón no son las noticias más importantes de los últimos días, no son las que aparecerán en los libros de historia, no son las que van a influir en las vidas de los ciudadanos. Pero la prensa tiene hoy otros enfoques y otros intereses. Lo anecdótico y lo irrelevante ocupa ya los grandes titulares. Lo importante al menos sale en otras páginas. Quizá la lucha que tengamos que emprender sea para evitar que lo noticioso desaparezca del todo de los medios.

jueves, enero 15, 2009

Obama y Spider-Man, la política y el cómic

Supongo que la mayoría ya habrá visto la portada del cómic de Spider-Man en la que aparece Barack Obama. Ha salido en muchos medios de comunicación (recuerdo haberlo visto en El Mundo, El País y los informativos de La Sexta, que no está nada mal para un medio, parece mentira, tan minoritario en España como es el cómic). En su momento, como me suele pasar siempre que se aborda el cómic, me dio cierta pena el enfoque que se dio a esta información, algo simplista y sin bucear en los antecedentes. Parecían la simple lectura del comunicado de prensa de Marvel Comics, con algún añadido supuestamente gracioso del redactor ne cuestión. Información ninguna, que la información hay que buscarla y eso lleva tiempo. Qué le vamos a hacer...
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El caso es que Barack Obama, dicen, es un gran aficionado al mundo del cómic. Y él mismo lleva camino de convertirse en todo un fenómeno en este mundo. Hace ya en algún tiempo, durante la precampaña de las elecciones americanas, el casi presidente de Estados Unidos (que hasta el día 20 no toma posesión, y ansioso estoy de que lo haga para empezar a comprobar si "Yes, we can" o si otra vez igual...) ya protagonizó su propia historieta. Para ser justos, cabe decir que John McCain también tuvo la suya, claro. Y aunque cuando se publicó la historia de Spider-Man nadie quiso ponerse a buscar, lo cierto es que ya había aparecido en las portadas de la serie de otro personaje, Savage Dragon, de la editorial Image.

Claro que, rebuscando un poquito en Internet (sólo un poquito, que muchas veces, no hace falta más y me encantaría que lectores y periodistas se dieran cuenta de ello...), he encontrado una portada de Savage Dragon que me ha hecho casi más ilusión que las de Obama. Por aquello de que un superhéroe no tenga reparo alguno en golpear al todavía presidente de Estados Unidos. Y es que ya he dicho unas cuantas veces que a mí, de momento, lo que de verdad me hace ilusión es que Bush salga de la Casa Blanca, por más que Obama pueda ser el salvador del mundo que algunos esperan (y al que habrá que dar tiempo, como es normal).

Si uno investiga un poquitín más, se dará cuenta de que el cómic siempre ha utilizado la política (¿o es al revés?). Y no hay que llegar hasta los años 40, cuando los superhéroes que actuaban en Estados Unidos se convirtieron en una herramienta más de la propaganda de la Casa Blanca para conseguir que los ciudadanos compraran bonos que sufragaran el enorme gasto que conllevó la Segunda Guerra Mundial. En esta portada de la derecha, por ejemplo, se ve a Superman trabajando ni más ni menos que para el presidente Kennedy. Uno de los muchos ejemplos que hay de esta tendencia. Y eso me ha hecho recordar (a la espera de ese anunciado cómic de Frank Miller en el que Batman se enfrentará contra Al Qaeda y Osama Bin Laden, y que el trabajo cinematográfico de Miller está retrasando mucho) mis dos ejemplos favoritos de mezcla de política y superhéroes.
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En la saga Una muerte en la familia, el ayatolá Jomeini, autproclamado en su día líder supremo de Irán, contrata ni más ni menos que al Joker para asesinar a todos los componentes de la Asamblea General de Naciones Unidas. Sobra decir que ahí estaba Batman para impedirlo, con la inestimable ayuda de Superman. Eran tiempos, los años 80, en los que lo políticamente correcto no se había apoderado de todas las manifestaciones culturales y no había problema alguno en que el líder iraní fuera presentado como el villano de la historia. Hoy se pondría un personaje en sombra o, directamente nos inventaríamos un país que nos sirviera como metáfora. Cosas de la modernidad.

Otra vez con Batman de protagonista, en la miniserie Las diez noches de la bestia, publicada en los números 417 a 420 de Batman, el que aparece es el ex presidente americano Ronald Reagan. Un superespía ruso renegado, al que la CIA conoce como la KGBestia, llega a Gotham para ir asesinando a todos los responsables del programa de defensa norteamericano que se conoció como Star Wars. Y el último en la cadena es, precisamente, Reagan, quien, causalmente, se pasará por Gotham. Como antes, sobra decir que Batman será el encargado de la prtección presidencial, cual Clint Eastwood en En la línea de fuego. "Me gusta confiar en profesionales. Y parece que usted es el mejor", le dice Reagan a Batman.

martes, enero 13, 2009

"Hola Albajara, soy Juan Carlos"

- Hola Albajara, soy Juan Carlos. Buenas noches.
- Buenas noches, Majestad.
- Nada, que me han comunicado a primera hora de esta tarde dónde estabas y ha sido una sorpresa muy agradable para mí saberte en España. Me habían informado que desde Estocolmo regresarías directamente a Estados Unidos. Por lo menos eso dijo la prensa.
- Bueno, ha sido una decisión de última hora, Majestad.
- Mira, te llamo porque la Reina y yo estamos muy contentos y muy agradecidos por esas palabras tan elogiosas hacia la Corona que dijiste al recoger el premio. Y, bueno, claro para felicitarte también por el Nobel.
- Majestad, no dije en aquellos momentos más que lo que habría dicho cualquier español orgulloso de serlo. En mi opinión, señor, es usted el hombre que nuestro país necesita.
- Gracias, Albajara.
- En cuanto al premio, la verdad es que para mí ha sido una sorpresa. Sé que había candidatos mucho mejores. Me ha tocado.
- Sabes que la reina es una fan de tus libros. Los ha leído todos. Yo te confieso que sólo algunos. Pero Cines Robledo es uno de mis libros favoritos. Como supondrás, Albajara, yo no tengo el tiempo suficiente para leer todo lo quisiera.
- Gracias, Majestad.
- Oye, por cierto, si piensas estar unos días en Madrid avísame, que te voy llevar a comer unas chuletas de cordero, que sé que te gustan, a Esteban, un sitio estupendo que conozco en el Madrid viejo.
- Esta vez no va a ser posible, Majestad, y lo siento. Ha sido una visita relámpago, tengo que regresar inmediatamente. Pero le tomo la palabra para una próxima ocasión. También le agradezco sus telegramas a Berkeley y Estocolmo.
- Lo hice encantado y lleno de orgullo. Bueno, Albajara, hasta que nos veamos ya sabes dónde tienes un amigo.
- Bueno, y casi un colega.
- ¿Cómo un colega? ¿Por qué?
- En Estocolmo, Majestad, no había ninguna duda de que el próximo Premio Nobel de la Paz sería el Rey de España. Y por razones bien justificadas.
- Nada hombre, eso son cosas que dicen los amigos. Un abrazo muy fuerte, Alabajra, y hasta siempre.
- Muchas gracias, Majestad. Esta llamada suya es para mí una de las alegrías más grandes de mi vida. Sus palabras y estar aquí en mi tierra con misviejos amigos, todo me hace saber que efectivamente, estoy en mi casa.
- Y así es Albajara. Repito, un abrazo muy fuerte. Adiós y buenas noches.
- Buenas noches, Majestad.
(Volver a empezar, José Luis Garci, 1982)
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Después de oír esta conversación que Garci introdujo en su oscarizada película, otra vez y tantos años después del estreno de la cinta, no he podido resistir la tentación de incluirla aquí. Por la familiaridad con la que habla el personaje del Rey. Por la normalidad, propia sin duda de otra época (¿se imagina alguien que hoy se incluyera en una película al Rey como personaje? ¿O a cualquier político relevante?), con la que se incluye la voz de un actor interpretando a "Juan Carlos". Por la solemnidad con la que se habla del papel del Rey en la Transición y lo extraño que suena el pronóstico del escritor protagonista de la película, interpretado por Antonio Ferrandis. Todo suena raro, todo suena viejo... No en vano han pasado 26 años...

domingo, enero 11, 2009

El fundamento del periodismo... y el de la política

Me despierto hoy leyendo una entrevista magnífica y preciosa en El País. Leo el titular y ya me ha capturad, no me queda más remedio que seguir leyendo con enorme interés. "El fundamento del periodismo es buscar la verdad y contarla", dice Ben Bradlee, director del The Washingont Post que publicó las famosas informaciones del caso Watergate. Me apunto el nombre de este insigne periodista para buscar y devorar sus libros. Me pregunto cómo es posible que nadie en toda la carrera mencionara su nombre, pero me recuerdo a mí mismo lo que me dijeron el primer día que trabajé de periodista en un medio: "¿Sabes todo lo que has aprendido en la facultad? Pues ahora te vas a olvidar de casi todo y vas a aprender a ser periodista?".

Me acuerdo de todo esto cuando paso al siguiente periódico. El Mundo. En su información sobre las consecuencias de la nevada y el temporal de esta semana, el diario que dirige Pedro J. Ramírez incluye un recuadro titulado La 'explicación' de Álvarez. Se trata de entrecomillados, frases de la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez. No encuentro enlace en su web, así que cogo el diario en papel y transcribo exactamente lo que dice. El primer párrafo sólo. Porque continúa mucho más en el mismo estilo. "Cuando pasa un incdidente de este tipo, de esta naturaleza o de esta magnitud, normalmente no hay un fallo, hay muchos fallos, y por lo tanto, eeeh, podemos analizar, pues, una larga cadena, desde, eeeh, en qué momento se conoce cuál es la previsión meteorológica cierta, eeeh, hasta, eeeh, cuál es todas las... aquellos aspectos que se tuvieron en cuenta, si se han podido tener en este sentido".

¿"Eeeh"? ¿Cómo que "eeeh"? Ahora volvemos a eso de la esencia del periodismo. Para publicar una noticia, no hay periodista en el mundo (el planeta, que no el diario por lo visto) que no retoque lo que dice el sujeto de la información. Por supuesto, no se cambian sus frases, ni el sentido ni las palabras, pero se omiten las interjecciones, las pausas, los latiguillos. Se le da coherencia a las frases y, por ejemplo, no se transcribe el comienzo de una frase si a medio camino quien la pronuncia comienza otra más acertada. No se publican frases en las que haya un sujeto en singular y un verbo en prlural por mucho que lo haya pronunciado el sujeto en cuestión. En definitiva, se hace todo legible para el lector. Y para ello no hay mejor herramiento que el sentido común, no hacen falta normas escritas a las que atenerse.

Lo que El Mundo con estos entrecomillados de la ministra hace no es periodismo. Es una burla hacia su persona. Y, para mí, una vergüenza. Es comparable a esa estupidez que pronunció ayer Monserrat Nebrera, dirigente del PP catalán, que lo que le achacó a Álvarez es "que tiene un acento que parece un chiste". "Tiene un problema de comunicación, que se aturulla y se hace un lío", añade. ¿Que quieren burlarse de la ministra? Estupendo. Pero en el caso de El Mundo me lo hacen pasar por información cuando no lo es. ¿O acaso a dirigentes del PP les transcriben sus frases tal y como las pronuncian. Sin ir más lejos, ayer, escuchando a ese nuevo genio de los monólogos que es Mariano Rajoy (provocando risas en su auditorio cuando hablaba de este caos... Insólito), le escuché pronunciar el nombre de la ministra erróneamente. Dijo "Madalena" en lugar de "Magdalena", sin que en El Mundo hayan tenido en cuenta ese pequeño error. Y eso sin tener en cuenta los constantes "eh" con los que habla Rajoy. Viendo la oposición de Pedro J. al líder de la oposición, lo mismo me acepta la sugerencia y todo y comienza a ridiculizar también a Rajoy... En el caso de la política catalana, me lo hace pasar como una legítima respuesta de oposición cuando no es más que un triste ataque personal que desacredita por completo a la persona que la pronuncia de esta forma.

Y al hilo de esta estupidez de Nebrera, conviene enlazar este vergonzoso dislate periodístico, que atenta contra el fundamento de la profesión del que habla Bradlee, con lo que sucedió en el panorama político a cuenta del caos por las nevadas. Porque la gente habla con demasiada ligereza de las cosas y a veces es bueno saber más antes de hablar (me incluyo, por supuesto). No tengo ni idea de qué porcentaje de culpa tiene la ministra (y por extensión su Ministerio, el de Fomento) del caos que provocó la nevada. Pero creo que todos podemos estar de acuerdo en que Fomento no es el único organismo público que tuvo parte en la prevención y solución de los problemas derivados de la nevada. Si hablamos de Madrid, Comunidad y Ayuntamiento también tendrán su parcela de responsabilidad.

Me acuerdo de una anécdota que viví en una ocasión en mi ambulatorio. Ante el continuo retraso que sufren las consultas, había una mujer mayor despotricando contra Zapatero. La sanidad es una competencia transferida, así que el objeto de su queja debió ser Esperanza Aguirre. Pero se fue a lo fácil, a lo que se ajustaba a su creencia ideológica y política, a lo que dicen sus medios afines, a lo que se comenta en sus entornos, sin duda de derechas. Creo que en este caso ha pasado más o menos lo mismo. ¿Eres de derechas? A por Magdalena Álvarez, que además hay experiencia. ¿Eres de izquierdas? A defender a Magdalena Álvarez y a buscar otros culpables. Espe, te las ganado, que Gallardón tuvo la gran ocurrencia de no cobrar el estacionamiento regulado en la capital ni el viernes ni el sábado y con eso se ha adelantado a las hipotéticas críticas desde la izquierda...

Si miramos en lo más profundo de la política, lo sucedido es de chiste. Mientras miles de ciudadanos tenían problemas, un representante del PP ya había registrado a media mañana la petición de comparecencia de la ministra, recordándome a aquel prodigioso ministro portavoz del Gobierno que a las ocho y media de la mañana ya aseguraba sin rubor que una huelga general había sido un fracaso. Importa más el linchamiento al rival político que la solución de las calamidades que sufre el españolito de a pie. Todos desvían ahora las responsabilidades, con lo que los problemas no se resolverán y cuando se produzca otra nevada como la de esta semana habrá otro caos exactamente igual al que hemos vivido. Claro que hay responsables de los fallos, pero nadie los va a buscar porque es más cómodo, en público, echar la culpa al oponente político y, en privado, no trabajar con responsabilidad. El tipo que está esperando en Barajas no quiero escuchar las explicaciones de la ministra dentro de dos semanas, quiere embarcar en el avión que necesita coger. El tipo que se pasó toda la mañana del viernes en un atasco quería llegar a su trabajo, no oír chorradas de los políticos.

El fundamento de la política no debe ser otro que solucionar los problemas de la gente y este caso, como tantos otros, demuestra que en España el fundamento no tiene nada que ver ya con la política. En otros países europeos, en los que los temporales son más frecuentes, se cierran aeropuertos y autopistas por cuestiones de seguridad y nadie monta los guirigays que se montan en España. ¿Por qué? ¿Acaso tienen el sentido político más desarrollado que nosotros? ¿Será que viven menos crispados? Pues no lo sé, pero tengo claro que aquí fallan demasiadas cosas. En el periodismo y en la política. Y ambas me producen vergüenza e indignación a partes iguales.

sábado, enero 10, 2009

Impunidad

Hay pocas cosas que me revienten más que la impunidad. Y la verdad es que vemos a diario que tanto los actos más graves como los más livianos quedan impunes con la misma facilidad. Leo hoy en El País que la ONU denuncia una matanza deliberada de 31 civiles en Gaza. Quedará impune, como tantas otras de las atrocidades que está cometiendo Israel en esta ¿guerra? salvaje y asesina, en este intento desgarrador de matar moscas a cañonazos. Hamás serán terroristas, pero no sé por qué debe quedar impune que se asesine fría y salvajamente a terroristas y, sobre todo, a los civiles que están a su alrededor. Quedará impune. No me queda la menor duda. Y si me quedara, ya está ahí la ONU para demostrarme que eso que se llama legalidad internacional no sirve para nada.

Como no sirvió en Irak, otro caso que, dentro de no demasiados años, figurará en los libros de Historia como un triste hecho que quedó impune. Con impunidad salieron librados quienes mintieron a la opinión pública sobre las armas de destrucción masiva, quienes se hicieron la foto de las Azores, pero sobre todo quienes tuvieron la desfachatez de sentarse ante la Asamblea General de Naciones Unidas y defender la existencia de esa amenaza inventada para justificar un ataque militar que tenía perversas razones detrás. Como impunes quedarán los precursores, defensores y gestores de Guantánamo y sus torturas. Como impunes quedarán otros muchos responsables de salvajadas a lo largo y ancho del planeta. ¿Alguien tiene dos minutos para dirigir su vista a África? No, ya sé que no, que eso no le importa a nadie, por mucho que haya en ese continente multitud de países en los que la atrocidad impune es cotidiana.

Pero es que uno mira a las cosas más pequeñas y encuentra la misma impunidad. No, por supuesto, con los mismos efectos, pero sí con un sentimiento similar de fondo. ¿Sabéis que se debe multar a la persona que no recoja en la calle los excrementos de su perro? Pues en Madrid no se ha llegado a la decena de multas por este tema en los últimos tres años. Ahora, los que vivís en la capital, salid a la calle y decidme cuántos excrementos habéis tenido que esquivar. Los dueños de los perros quedaron impunes y yo estoy obligado a pasear por las calles mirando al suelo. Vamos a algo en apariencia igual de pequeño, pero mucho más peligroso. Los que cogéis el coche, ¿cuántas animaladas habéis visto al volante? ¿Cuántas maniobras que podían haber acabado en un accidente mortal? ¿Cuántas violaciones de la Ley? Muchísimas, seguro. Y muchas, muchísimas, demasiadas, quedan impunes. La responsabilidad va creciendo porque aquí ya hay vidas en juego. Es sólo un escenario más de impunidad. Podríamos seguir aumentando el grado de responsabilidad hasta llegar a lo que hace Israel.

A muchos les parecen permisibles esas impunidades cotidianas. Las consideran inofensivas y, en muchos casos, justas. A mí no, pero que nadie piense que me estoy poniendo como ejemplo de un escrupuloso, riguroso y severo cumplimiento de todas y cada una de las leyes que me atañen. No lo soy, no. Pero sí me siento lo suficientemente tranquilo conmigo mismo como para decir que no me gusta que la Ley se cumpla sólo por miedo a las represalias de la legalidad. Si la Ley no se cumple por principios, siempre habrá gente que se considere por encima de esa misma Ley. Y eso no quiere decir que todas las leyes sean justas y tengamos que estar de acuerdo con ellas, pero sí que hay que respetarlas mientras, si queremos, luchamos por la vía legal para modificarlas. Si pensamos que lo correcto no sirve y hacemos lo que queremos en cualquier circunstancia, nos daremos cuenta de que los crímenes que está cometiendo Israel no sólo quedarán impunes. También estaremos peligrosamente cerca de darles la razón.

miércoles, enero 07, 2009

Análisis políticos

Estaba yo pensando sobre qué escribir y resulta que los análisis (¿análisis?) políticos (¿políticos?) de la prensa de hoy me ponen en bandeja dos temas de esos que uno no se puede resistir a comentar. Y empezamos, claro está, por la polémica del día, del mes y, por supuesto, del año recién comenzado (y nada tiene que ver que sólo llevemos siete días, es que la polémica es de gran calado intelectual, sin duda...): el traje de la ministra de Defensa, Carme Chacón, en la celebración de la Pascua Militar. Porque, amigos míos, en estos tiempos de crisis que corren, en aras del interés general y teniendo en cuenta que la prioridad debe ser siempre atender los problemas de los ciudadanos, no se habla de otra cosa que no sea de los pantalones de la ministra. Bueno, también he oído que se critica que la princesa de Asturias decidiera repetir traje, pero esa historia me interesa todavía menos.

Vamos al origen de la polémica. Al acto invitaba la Casa Real. Y la ministra contactó con, oh, sorpresa, la Casa Real para consultar si el atuendo que pensaba llevar era adecuado. Y la Casa Real, cáspita, aún más sorpresa todavía, le dice a la ministra que adelante, que no hay problema alguno y que no rompe el protocolo previsto. ¿Que no hay problema? Pues lo montamos. Más papistas que el papa, siguiendo lo que sin duda es uno de los deportes nacionales de mayor aceptación, algunos medios de comunicación han puesto el grito en el cielo por el vestuario de la ministra. Y ahora seguro que sí os sorprendo: entre estos medios de comunicación destacan Telemadrid (en una de sus tertulias, Miguel Ángel Rodríguez ha llegado a decir que con ese vestido inivitaría a la ministra "a una fiestuqui") y El Mundo (que le dedica, ni más ni menos, el editorial de su edición de hoy). ¿Que no os he sorprendido...? Vaya, tendré que esforzarme más...

Venga, ahí va el esfuerzo y seguro que ahora sí os sorprendo: Esperanza Aguirre (sí, sí, Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid y lideresa no oficial del movimiento de oposición al jefe de la oposición) ha mostrado su pleno apoyo a la ministra porque no le parece de recibo discutir el peinado o el modelo que llevan las mujeres que se dedican a la política porque eso no se hace con los hombres. Y, ahora sí que os voy a sorprender, estoy de acuerdo con Espe. Que sí, que tiene razón esta vez. Que es cansino tener que escuchar determinados comentarios rancios y trasnochados que sólo pueden tener su origen en dos cuestiones, y una de ellas es precisamente la que implícitamente cita Esperanza Aguirre: el machismo que sigue imperando en España. La segunda razón es puramente política (o algo parecido...) y se ciñe a que Carme Chacón es del PSOE y como es del PSOE quien defiende al PP tiene que criticar cualquier cosa que se ponga a tiro del PSOE. Triste razón, sí, pero es lo que hay en esta España nuestra.

La segunda cuestión a analizar es la entrevista que José María Aznar concede a Vanity Fair, como si fuera Brad Pitt (no os riáis de la comparación, que se dice que en Italia despiertan más o menos las mismas pasiones sexuales; será por las no sé cuántas mil abdominales que en una ocasión se comentó que hacía a diario nuestro ex presidente del Gobierno). Y ahora sí que os voy a sorprender. Porque seguro que estáis esperando que critique a Aznar por lo que dice de Obama, o de Irak, o de sus esperanzas en Rajoy, o de la situación económica. Pues no, fíjate tú por donde. Me voy a ir a lo previsible, a sus alabanzas a George W. Bush. Dice del ya casi ex presidente norteamericano que es "un gran estadista"que está viviendo "la hora de la ingratitud" que todo pueblo dedica a sus dirigentes cuando dejan el poder. Pobre George, qué mal lo tiene que estar pasando. Menos mal que ahí están sus amigos para ayudarle a pasar este amargo trago.

Siempre me ha maravillado que el peloteo de Aznar a Bush no tuviera límites. A día de hoy, sigue siendo el único líder que aparecía en la triste foto de las Azores que no ha admitido error alguno en la invasión a Irak. A regañadientes, y le costó largo tiempo hacerlo, aceptó que en el país que mandaba Sadam Hussein no estaban las famosísimas armas de destrucción masivas. Incluso en la hora del adiós, Aznar se mantiene inasequible al desaliento en su fervor por Bush hijo. ¿Que el mundo entero celebrará el día 20 la salida de Bush mucho más que la llegada de Obama? Él derramará una lágrima de cariño hacia el líder caído. ¿Que en los libros de Historia quedará como el presidente del baño de sangre en Irak a base de pruebas falsas y de la mayor crisis económica, dicen, en no sé cuántos años? Para Aznar seguirá siendo su ídolo.

Qué curioso que el peloteo de Aznar a Bush no encuentren reciprocidad, ¿verdad? Un ejemplo recientito, recientito. Tanto, que se ha publicado hoy mismo. Resulta que Bush, así, de modo urgente, ha condecorado a varios dirigentes extranjeros con la Medalla Presidencial de la Libertad por, según la Casa Blanca, los esfuerzos de estos líderes en la lucha contra el terrorismo y la defensa de la democracia, los derechos humanos y la paz en el mundo. Y los premiados son el ex presidente británico Tony Blair, el ex primer ministro australiano John Howard y el presidente colombiano, Álvaro Uribe. ¿Y Aznar...? No puede ser, seguro que la orden ministerial está equivocada, hay un lapsus de quien la haya escrito o algo parecido. Bush no puede olvidarse así de Aznar. ¿O sí...? ¿A ver si va a resultar que Bush simplemente utilizó a quien pasaba por allí con aires de grandeza y de salir del rincón de la Historia y en realidad le importa un bledo lo que haga o lo que diga ya que no tiene el poder...? No, no puede ser... Es un error fijo. Con lo que Bush quiere a Aznar, vamos...

lunes, enero 05, 2009

Felices Reyes

Iba a encabezar esta entrada con alguna de las muchas fotos de niños heridos y muertos que está dejando la ofensiva de Israel en Gaza y que se pueden encontrar en centenares de páginas de Internet. Y no he podido. No he tenido estómago. No he sido capaz de mirarlas durante mucho tiempo, he tenido que desviar la mirada y buscar rápidamente una forma de salir de la página en cuestión. Pero he encontrado esta foto. "Israeli, butcher of children". "Israelíes, carniceros de niños". No sé realmente si es un resumen exacto de la situación porque en realidad ya no me importa demasiado, como dije ayer, el origen del conflicto o si hay algún bando que tenga la razón. Lo que me importa es la vida de tantas personas cuyo único delito ha sido nacer en un lugar concreto, vivir en un sitio determinado o, a veces, pasar por allí. Y sobre todo, siempre, en cualquier lugar y contexto, la vida de los niños. Me parece que con eso basta para expresar lo que quiero decir.

Pero ese mensaje no es suficiente. También quiero desear una feliz noche de Reyes a todo aquel que tiene la cobardía de ordenar o ejecutar el disparo de un proyectil hacia un lugar en el que sabe que habrá civiles y, sobre todo, niños. A todo aquel que tiene poder para detener la masacre en Gaza y no lo ejerce. A quien calma su propia conciencia con un comunicado de condena que no viene acompañado de ninguna acción más o a quien se siente fuerte y poderoso por bloquear un triste papel en el que se pida un alto el fuego. Quizá, aunque no confío mucho en ello, ese deseo sirva para que a algunos se le atragante hoy la cena o para que Melchor, Gaspar y Baltasar sean conscientes de que algunos no han sido buenos y no merecen regalos. Ni siquiera carbón.

Para todos los demás, para los que pasáis por aquí, y esta vez sí de corazón, que tengáis una noche de Reyes muy feliz y cargada de sueños e ilusiones.

domingo, enero 04, 2009

Podría empezar el año cabreado...

La verdad es que podría empezar el año en este blog cabreado. Cabreado por asomarme a los medios de comunicación y comprobar la impunidad con la que un país, Israel, mata a centenares de personas sin que nadie mueva un dedo. Cabreado porque ya no me importa quién pueda llevar la razón en este asunto, porque ninguna razón ni ningún asunto puede justificar el asesinato indiscriminado de civiles. Cabreado porque Estados Unidos impide una condena de Naciones Unidas, porque Naciones Unidas no sirve para nada o porque el salvador Obama no quiere mojarse en un tema delicado antes de que realmente le toque hacerlo. No vaya a ser que le salpique.

Podría estar cabreado con esa costumbre tan española de convocar huelgas (o realizarlas de forma encubierta e ilegal) en la fecha en la que más destrozo le hace a la gente de a pie, al ciudadano, al pobre tipo que tiene que viajar. Porque hoy son los controladores aéreos y los pilotos de Iberia, pero todos sabemos que podría ser cualquier otro colectivo, y también lo harán con la misma impunidad con la que este año han ensombrecido las navidades de muchos. Porque lo importante parece ser hacer daño a la gente, que lleguen tarde a sus casas en estas fechas o que no se puedan reunir con los suyos. Porque el trabajo se haga siempre de forma irresponsable o que cuando no se haga sea de la forma más dañina posible.

También podría estar cabreado por lo desesperantemente bajo que es el nivel del periodismo español. Por seguir leyendo noticias interesadas y patrocinadas por un poder concreto que pasan por verdades irrebatibles. Por el hecho de que un redactor jefe haya pensado que puede ser noticia de un informativo en televisión una entrevista a tres tipos disfrazados de Reyes Magos. Por la locura que supone que un tipo que pretende titular una información de esta rocambolesca forma, "Zapatero se muestra receptivo ante la posibilidad de que el Estado compense a las autonomías con lengua propia, según Touriño", no sólo se quede tan ancho con esa forma de incluir la fuente, sino que además conserve su puesto de trabajo mientras que hay profesionales como la copa de un pino con el miedo a perderlo o cumpliendo encargos indignos de su categoría.

Incluso podría estar cabreado por la forma en la que algunos tratan a aquellos a quienes llaman amigos, desapareciendo cuando más falta hacen, poniendo en peligro esas amistades por pequeñas idioteces y sin valorar lo que sus amigos o los que quieren serlo hacen por ellos. Podría cabrearme que haya gente que no conteste nunca a un mail, a un SMS o que no acuda a citas previamente establecidas dejando la sensación de que uno no es más que un segundo plato a degustar sólo si falla el primero. Podría cabrearme el pasotismo o incluso el desprecio de la gente hacia quienes, cuando se les piden explicaciones, dicen sentir cariño.

Podría estar cabreado por estas cosas y por muchas más, y este post con el que inicio el año podría ser un lamento. Pero no, no voy a empezar el año (aunque ya sé que es día 4, pero es que no me había asomado todavía por aquí) cabreado. En realidad es que no me apetece. Porque ya se sabe que el que se cabrea tiene dos trabajos, cabrearse y descabrearse. No suelo hacer propósitos de año nuevo. Pero este año voy a hacer uno. No me voy a cabrear tanto por estas y otras cosas que pasan en el mundo y a mi alrededor, que no puede ser sano. Positivismo de año nuevo, vamos...