miércoles, julio 15, 2009

Sobre la muerte

Llevo tiempo pensando que una muerte en directo era lo que le faltaba a la televisión moderna, y lo dije hace muy poco. Los festejos de San Fermín de este año me han dado la razón. Por desgracia. Ya hemos visto una muerte en directo. Y repetida. Y a cámara lenta. Y en primer plano. La muerte y la agonía. ¿Será el siguiente paso para la televisión una muerte programada con antelación? No lo entiendo y no lo entenderé nunca. Como no entiendo muchas de las reacciones que suscitan las muertes populares que se producen. No, no estoy hablando del fervor que ha levantado Michael Jackson tras dejar esta vida. Porque eso sí lo entiendo. Entiendo que si una persona, un artista o un lo que sea te aporta algo en tu vida, en su muerte es cuando se han de poner las cosas en la balanza definitiva (ese es también un trabajo que hay que hacer cuando el sujeto pueda saber lo que de verdad piensas de él) y decidir cómo has de agradecer lo que te han dado.

Lo que no entiendo es qué eleva una muerte a noticia. No sé por qué tanto interés en las muertes por gripe A cuando las muertes por gripe normal (o cualquier otra enfermedad, o en cualquier lugar del mundo de esos a los que no les dedicamos ni una triste mirada a pesar de que mueran personas a miles por enfermedades a las que el mundo civilizado ya no da importancia) jamás han tenido ni tendrán el menor interés informativo. No entiendo que sólo una muerte lleve al centro de interés un caso de negligencia médica, porque esa, precisamente esa negligencia será la única que ya no se pueda resolver, y las que se producen en el futuro quedarán en el más absoluto de los silencios y, por tanto, sin que nadie busque soluciones a los problemas. No entiendo la hipocresía mediática y social con la violencia de ficción cuando nadie pone el grito en el cielo al ver una muerte en directo. No entiendo por qué es necesario conocer todos los detalles de la vida de alguien que muere en un encierro y ver el sufrimiento de sus familiares y, en cambio, no conocemos las de otros muertos anónimos como los que mueren en accidentes de tráfico.

O, mejor aún, de aquellos que mueren en accidentes laborales. Hace poco vimos a un hombre que había perdido el brazo trabajando en una panificadora. Eso sí fue noticia, mientras que de los muertos en accidente laboral (muchas veces por la irresponsabilidad y la negligencia de quien puede ganar más dinero ahorrando en medidas de seguridad) sólo tenemos noticia en grupo, con las cifras de cuantos mueren a lo largo de un año. Nunca nombres apellidos, nunca sus vidas, nunca sus huérfanos, no, sólo la fría cifra. ¿Es por el morbo? ¿Si hubiera muerto aquel inmigrante de la panificadora entonces sí habría dado el salto a la primera plana? Seguramente no, es triste decirlo, pero es lo que nos dicta la experiencia. Porque, por ejemplo, tampoco nos acordamos de las misiones en el extranjero del ejército español salvo cuando hay muertes. Antes no hay debate, no hay interés, no hay nada. Pero cuando hay una baja... Cuando hay una baja, entonces y sólo entonces todos queremos saberlo todo sobre esa misión.

A veces parece que hay interés en la muerte. No en poner soluciones para que la muerte sea algo evitable. No en abrir debates serios. No en pensar cómo se pueden evitar muertes que tienen solución. En la propia muerte. ¿Para regodearnos en el morbo? ¿Sólo para eso?

9 comentarios:

Roi dijo...

"Llevo tiempo pensando que una muerte en directo era lo que le faltaba a la televisión moderna, y lo dije hace muy poco. Los festejos de San Fermín de este año me han dado la razón.". Pareces el MARCA dando la noticia de un fichaje que ellos ya habían anunciado previamente!! :D

Respecto a que el periodismo lleva en coma profundo e irreversible mucho tiempo... qué te voy a contar que tu no sepas ya... los informativos se están convirtiendo en Impacto TV. A ver si con "un poco de suerte" las complicaciones de la gripe A dejan de ser portada para convertirse en algo tan común como el apellido que antes tenía la influenza... cuando no era mediática.

Salu2

Reverendo Pohr dijo...

Ya sabes, en la vida hay dos cosas seguras: la muerte y los impuestos. Y lo segundo resulta aburrido, así que habrá que prostituir el primer tema y adornarlo con nuestra maravillosa tecnología. Cualquier día retrasmitirán las ejecuciones mundiales en directo, con comentaristas especializados en el "Arte de la Defunción".

La posible existencia del "Snuff" ya deja a la vista un evidente síntoma de la rareza de la mente humana y sus terribles misterios a desvelar. Que horror.

El Impenitente dijo...

Oferta y demanda. Sí creo que sea el morbo. Y los detalles escabrosos son importantes. Y famoso con detalles escabrosos más. Y padres acaparando minutos de gloria exigiendo justicia y recogiendo firmas y reclamando reunirse de Dios para arriba. Y oscuras tramas conspirativas detrás de todo. Un obrero que se cae por el hueco del ascensor no tiene ni glamour ni es lo suficientemente casposo.

Anónimo dijo...

Pues yo ya estoy cansada de tanto circo.
Vosotros , los periodistas, sois los que manejais este tinglado ¡haced algo! que antes era solo EL CASO pero ahora ...

C.C.Buxter dijo...

Está claro que uno de los motivos por los que la muerte tiene tanto "éxiato mediático" es el morbo que suscita; la tele te permite ver no sólo al muerto (eso ya lo puedes hacer asomándote a la ventana del coche en caso de accidente), sinó también el dolor de los familiares y, a veces, la cara compungida de los vecinos diciendo "era una persona muy dulce". En el caso de la gripe A creo que la diferencia está en que, más que morbo, lo que se transmite es miedo: podías haber sido tú.

Yo me he negado a ver la muerte del otro día en San Fermín, y bastante esfuerzo me ha llevado. Cuando pasan estas cosas, me acuerdo del documental que los hermanos Naudet hicieron sobre el 11-S. Uno de ellos, al entrar en una de las torres, vacila durante un instante con la cámara; luego explica que, en ese momento, pasó junto a un hombre que estaba en el suelo quemándose vivo, y que aunque dudó un momento, decidió que esa era una imagen que nadie tenía que ver. Seguro que muchos lo lamentan.

Respecto a la jerarquía entre los muertos, también me ha recordado a mi político favorito, el presidente Bartlett. En un capítulo hay un terrible genocidio en un país africano imaginario (trasunto de Ruanda), y le informan de que miles de personas están siendo asesinadas. "¿Alguna americana?", pregunta, y suspira aliviado cuando le dicen que no. Más tarde, en la calma del despacho Oval, a solas con uno de sus asesores, le pregunta angustiado: "¿por qué me tiene que importar más si a quien han matado es americano?", a lo que su asesor contesta: "no lo sé, pero así es".

Anónimo dijo...

Pués para que termines de indignarte hay va una "Crónica", "opinión","artículo" o diarrea en forma de texto sacada de la cabeza de un personaje supuestamente intelectual que deambula por este ruedo ibérico, aparece en TV de vez en cuando y escribe para el mundo:

http://www.elmundo.es/elmundo/2009/07/10/dragolandia/1247217077.html

Un saludo

La Tilde Perdida dijo...

Hoy día en todos los medios se explotan las mismas noticias, y al cabo del tiempo ya no vuelven a hablar de lo que machacaron hasta la extenuación. ¿Quién se acuerda ya de Afganistán?

Juan Rodríguez Millán dijo...

Roi, la diferencia está en que el Marca anuncia todos los fichajes posibles y así seguro que acierta en alguno, je, je, je... Eso mismo digo yo de esta gripe A-Nueva-Porcina-Armagedonica...

Reverendo, la ocasión de la ejecución en directo ya se perdió con Sadam Hussein, aunque siempre encontraremos otro que nos guste colgar y difundirlo por todas las televisiones del mundo...

Impenitente, qué miedo da pensar en una sociedad así...

Inés, ¡qué más quisiera yo que poder hacer algo! El periodista en general pasa de hacer algo, y el periodista que tiene el poder no quiere hacerlo porque le va mejor así.

C.C.Buxter, el 11-S dejó lecciones de gran periodismo. Una es la que citas, otra el pacto entre todas las televisiones americanas para no mostrar imágenes de muertos, ni primeros planos de aquellos que saltaron de las Torres Gemelas porque prefieron morir así que abrasados. Y les pusieron a parir, claro.

Anónimo, sí, es lo que tiene dejar a las mentes pensantes opinar de ciertas cosas, que convierten un suceso en un acto de heroicidad. Asombroso.

Javier dijo...

Es muy difícil decidir qué hace que una muerte sea informativa y las demás no.
En el caso del inmigrante que citas, está claro que de haber muerto no nos habríamos enterado, porque ahí lo informativo no era el accidente en sí sino el hecho de que el brazo de aquel pobre hombre acabase en un contenedor.
Lo mismo ocurre con los encierros. Si a un vaquero asturiano lo aplasta un semental haciendo su trabajo a nadie le importa, pero si en lugar de eso es un muchacho el que se ha puesto ahí porque le ha dado la gana, entonces aparece el morbo.
¡Saludos!