miércoles, junio 11, 2008

Vitoria: calidad de vida

Dicen que Vitoria es una de las ciudades con mayor calidad de vida de España. Y me lo creo. Es una ciudad tranquila, no demasiado grande, con grandes y preciosas zonas verdes, con un casco antiguo hermoso y acogedor, en la que ver bicicletas como medio de transporte es normal y enla que las calles peatonales se suceden en muchas zonas. Tranquila, muy tranquila por momentos, alejada del ruido de las grandes urbes como este Madrid en el que me ha tocado vivir, pero al mismo tiempo con mucha vida. Me tocó un fin de semana especial, en el que había un festival de arte urbano, Kaldearte, y las representaciones en calles y parques fueron un contrapunto a la inconstante y fina lluvia que estuvo presente durante los tres días.

El casco medieval, como todas las zonas antiguas de las ciudades, tiene un gran encanto. Es precioso pasear por sus cantones, subir o bajar sus cuestas, rodear lo que queda de la muralla (todo eso se ve en la foto de la izquierda), entrar en la Plaza de España (un cuadrado perfecto, rodeado por unos soportales que acogen un mercadillo dominical y coronado por el Ayuntamiento) y, cómo no, tomar algo en uno de los numerosos bares y tabernas de la zona. Y me encanta la plaza de la Virgen Blanca (que es la primera foto de este post), a pesar de que me contaron que no todo el mundo acabó muy satisfecho de la última reforma que le hicieron.
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Me gusta la vida moderna que tiene la ciudad, que se ve en obras de arte, museos, iniciativas culturales y también en los homenajes que se esconden por los diferentes rincones de Vitoria. La mayor sorpresa que me llevé allí no fue todo lo que sabía que iba a ver, que me gustó, sino una escultura de Ken Follet. Sí, un escritor contemporáneo y, además, extranjero. Me encantan los reconocimientos en vida a las personas del arte y de la sociedad, nunca he entendido por qué hay que esperar a que mueran para homenajearles.
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Y por eso también me encantó ver en el parque de la Florida una escultura dedicada al jazz (un trompetista sentado en uno de los bancos) que Vitoria tanto se ha dedicado a divulgar (su Festival es ya en estas fechas). Todo eso le da a la ciudad un toque moderno sin romper con lo antiguo. Esa ruptura, no obstante, sí está presente en la ciudad con las pasarelas mecánicas que recorren algunos cantones del casco medieval, destrozando alguna de las fotos más típicas de la ciudad.
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Sorprende también, y mucho, el enclave de los lugares de la política vasca. Acostumbrado uno a lo que ofrece Madrid, ver el Parlamento vasco en un parque es una sorpresa grande. Y pensando en lo aislado que está el Palacio de la Moncloa, ver el Palacio de Ajuria Enea en una larga avenida peatonal, rodeada de viviendas y casas antiguas reconvertidas en museos es aún más sorprendente. Casi daban ganas de llamar al lehendakari para que bajara a darse un paseo.
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La debilidad que tengo por las catedrales quedó plenamente satisfecha en Vitoria. Hermosa la catedral nueva, la de María Inmaculada (en la foto de abajo), que se encuentra junto al parque de la Florida, quizá el más bonito espacio verde de la ciudad, junto a zonas muy abiertas que permiten contemplarla muy bien. Hermosísima la catedral antigua, la de Santa María, insertada en la parte más antigua de Vitoria, incluso como parte de su vieja muralla. Esta catedral ofrece un raro placer, que es visitar las obras de su restauración, un paseo de una hora entretenido y didáctico, imprescindible para cualquier visitante. Los tres euros de la entrada se pagan muy a gusto, sabiendo que van destinados precisamente a estas obras de reconstrucción del templo. Para verlo sin andamios habrá que esperar a 2012. Y ya tengo ganas.
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Si algo tiene Vitoria es calidad de vida. Sus largos paseos a pie. Sus amplias avenidas. Su acogedor centro medieval. Sus comodidades, su vida y su silencio. El tranvia que está en obras y que entrará en funcionamiento en un par de años seguro que mejora aún más esta ciudad. Habrá que volver para verlo y para redescubrir todos los rincones que tiene esta hermosa y acogedora urbe.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Estuve una vez allí y deseo volver ,es maravillosa la ciudad y acogedora la gente,como dices en el artículo una ciudad tranquila,señorial y con muchas zonas verdes además de muchas otras cosas.Una ciudad ideal, recomiendo una visita a la bella Vitoria.

Arual dijo...

No he estado jamás en Vitoria pero tu post me ha animado a visitarla.

Anónimo dijo...

no he ido nunca pero me dan unas ganas de ir mis padres lo han leido y estan planeando el viaj. Por cierto buen argumento me sirvio para un trabajo de sociales y de quimica te felicicto besos