miércoles, mayo 21, 2008

En ocasiones veo preestrenos

Pues sí, en ocasiones veo preestrenos y ayer tocó disfrutar con el de Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal. Aquí a la derecha, podéis ver la invitación (me disculparéis por el flash de la cámara digital, pero no dispongo de escáner...). El texto dice lo siguiente: "Universal Pictures Internacional Spain tiene el placer de invitarte al pase exclusivo de Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal que tendrá lugar el próximo martes 20 de mayo en Kinépolis Madrid (acceso por el Espacio Lumière). Apertura de puertas 19.00 h. Cierre de puertas 20.10 h. Inicio de la proyección 20.30 h. Por motivos de seguridad, y para no retrasar el inicio de la proyección, no se permitirá el acceso a partir de las 20.10 h."

Sobra decir que ni abierton las puertas a las 19.00 horas, ni las cerraron a las 20.10, ni la película empezó a las 20.30. Ni seguridad, ni puntualidad, ni nada de nada... En realidad, entramos en el cine a eso de las siete y cuarto, no cerraron las puertas hasta las nueve menos veinte y no empezamos a disfrutar con Indy hasta menos cuarto o menos diez. Bienvenidos a España. Different, ya lo dicen por ahí... El caso es que ponen esas advertencias para acojonar, pero luego no las cumplen... Claro, que más acojonaba el resto de la invitación, un perfecto compendio del engorro que supone un preestreno o un pase de prensa, la criminalización de cualquiera de sus asistentes y el motivo por el que, a veces, compensa más hablar de estos pormenores que de la propia película. A saber:

"La proyección tendrá lugar bajo unas estrictas medidas de seguridad. Antes de su inicio, se comprobará que no lleve ningún dispositivo de grabación. Los asistentes deberán pasar bajo un arco metálico y dejar sus móviles y cámaras en consigna. La asistencia al pase presupone su consentimiento para realizar un registro físico de sus pertenencias y su persona. Si intenta introducir un dispositivo de grabación, se le denegará la entrada. En caso de grabación no autorizada, se tomarán las medidas legales pertinentes, pudiendo el autor de dicha grabación llegar a incurrir en responsabilidad penal y civil. En caso de estar en contra de estas medidas de seguridad, le rogamos que se abstenga de acudir a la proyección. Muchas gracias por su paciencia y colaboración".

Y como somos unos valientes, allí que fuimos a pensar de todo, dando, por lo visto, nuestro "consentimiento" para pasar por el dichoso arco y que nos registraran de arriba a abajo. ¿Íbamos al cine o en busca del arca perdida? Uno acaba perdiendo la noción de las cosas, desde luego... El caso es que uno llega allí y se dispone a colocarse en la fila para pasar por el arco. Me quito el reloj, saco las llaves. "¿La cartera también?" le digo al segurata, por aquello de las monedas. Me mira, duda y me dice que sí, que por si acaso la deje. "¿Y las gafas?", le añado, casi también por tocar un poco las narices y darle un punto de ironía a la situación. Más dudas. "Eso creo que no hará falta". Menos mal. Si me van a hacer un "registro físico de mis pertenencias y mi persona" por lo menos quiero verlo bien... Paso y el arco no pita. Casi me decepciona y todo. Uno de mis acompañantes veo que incluso se quita el cinturón. El mío pasa sin incidencia. Será que la hebilla es de metal malo.

Llegamos a la entrada de la sala 25. Dos amables señoritas están tomando nota del nombre de todos los asistentes. Me imagino que para tomar "las medidas legales pertinentes" si nos pillan haciendo algo malo, porque si fuera para ligar me habrían pedido el teléfono... Cuando nos preguntan por la empresa a la que pertenecemos ya me mosqueo algo más y pienso en esa hispánica respuesta de "¿a ti qué te importa?", pero, como responde mi acompañante y como todavía me queda educación y algo de la paciencia que me habían pedido en la invitación, no digo nada... Entramos por fin a la sala. Miro el reloj. 19.21. Nos queda más de una hora sentados en esa butaca sin poder hacer nada más que elucubrar sobre lo divertido, esta vez sí, que sería que sonora un móvil durante la proyección. ¿Es esto un secuestro? Lo parece, lo parece, así que buscamos resquicios, una escapatoria. No la hay a simple vista. Salir implica volver a someterse a la fila, al arco, al registro y a todo lo demás.

Pero nace un nuevo objetivo, ir al baño antes de las dos horas de la película. Casi me siento como Humphrey Bogart en Casablanca, tenemos un salvoconducto: nuestra invitación. Salir de la sala sin ella es la condena a no poder entrar de nuevo. Y como no tenemos móvil (que antes que entregarlo en la consigna, y para evitar el tumulto a la salida, decidimos dejarlo en la guantera del coche), nunca podremos llamar a nuestro acompañante para que acuda a nuestro rescate si no tenemos el dichoso papelito, que, eso sí, hoy satisface mis ansias cinematográfico-coleccionistas. Sales de la sala con la invitación por delante, pero antes incluso de que la puedas enseñar ya tienes a un segurata preguntando destino y motivo de la salida de la sala. "¿Los servicios...?", preguntas casi con miedo. Por allí, detrás de la cortina. "Y para volver a entrar, ¿también por aquí?", le digo, a ver si cuela. Nones. Otra vez a hacer toda la fila. Me apunta un "1" en la invitación. Ya estoy marcado. Me pregunto qué tendría que hacer si me da por volver a salir al baño, sí sólo se permite una salida por invitación o si mi acompañante también podrá hacer este viaje si lo desea...

Para hacer el recorrido hacia el baño y volver a mi asiento en la sala tuve que enseñar cuatro veces la invitación. Al salir de la cortina, al entrar de la cortina, a la de la consigna y a la que tomaba los nombres en la puerta. A la cuarta ya iba con la invitación por delante. Pero misión cumplida. En el regreso, descubrimos el punto débil de la seguridad: las palomitas. Esos cubos inmensos de palomitas que se venden ahora en los cines son el escondite perfecto para los móviles... porque, además, no pasan bajo el arco. Les hemos pillado. Lástima no ser un pirata, que si no ya tendríamos una copia ilegal de Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal... ¿Qué...? ¿Que ya está en el Emule...? Vaya, con lo bien que habían montado las medidas de seguridad...

¿Y qué pasaba mientras en la sala? Un bucle. En la pantalla se veía constantemente un bucle compuesto por los dos trailers de la película que íbamos a ver (ya podían haber aprovechado para hacer publicidad de otras, que a Indy ya le íbamos a ver de todos modos...) y tres pequeños documentales del rodaje. En más de una hora que estuvimos ahí sentados, pudimos verlos diez o doce veces tranquilamente. Un poco cansino, pero era el precio a pagar por ver a Indy de los primeros. Bueno, eso y mi hígado, que es el peaje que me puso quien me dio la invitación, claro...

6 comentarios:

Arual dijo...

En mi estado completamente imposible acudir a un preestreno de esos. Tengo que ir tres veces al baño por lo menos en dos hora. Pero dejando toda la parafernalia y la seguridad y tal y tal ¿qué tal está la peli?

Juan Rodríguez Millán dijo...

No sé si te hubieran dejado salir, Aru, je, je...

Sobre la peli hablo en mi blog de cine, pero quería contar aquí la experiencia del preestreno...

Unknown dijo...

Quizá hubiera merecido la pena esperar al viernes... Besitos mil!!

Anónimo dijo...

Pero bueno, dónde era el preestrehno, en Abu Grahib?
Por cierto, el otro día quise escribir en tu blog de cine y no me dejó. Es que eso que decías de que acusaban a Spielberg de cerrar la puerta al cine de autor y abrirsela al cine de palomitas... Yo creo que el tío Steven aúna estas dos facetas y eso es lo que le convierte en un grande y en un clásico. Spielberg únicamente me carga cuando se pone moralista.

Anónimo dijo...

¡Jajajjaja!Juan!!!me he partido el culo!!!

¿La ebilla mala?Yaya...


Besote, voy de camino al otro blog, nos vemos!!!

C.C.Buxter dijo...

Me ha gustado eso de que si vas al preestreno se entiende que aceptas que te registren y renuncias a tu propia intimidad. Creo que si cundiese el ejemplo se abrirían grandes expectativas en el mundo del Derecho; como ahora mismo estoy con la lectura de "1984", puedo imaginar futuras leyes: "Todos los ciudadanos son libres. No obstante, si viven dentro de nuestro territorio se entiende que renuncian a ella y abrazan alegremente la esclavitud"...

Me alegro de que, a pesar de todo la noche fuese bien; ¡lo pasaba tan mal viendo cómo te impacientabas porque estrenasen la película! ;-)