domingo, noviembre 11, 2007

Sentido de Estado

Más allá del cabreo lógico y tan aplaudido del Rey ("¿Te quieres callar?", le espetó a Hugo Chávez, presidente venezolano, cuando éste interrumpía a Zapatero e insistía en criticar a Aznar), lo que ha hecho este fin de semana el presidente del Gobierno es la demostración más palpable de que el actual inquilino de La Moncloa tiene un impresionante y elogiable sentido de Estado, característica imprescindible para cualquier persona que desempeñe o haya desempeñado la tarea de jefe del Ejecutivo. José Luis Rodríguez Zapatero exigió respeto a Chávez por los insultos dedicados a José María Aznar. El motivo era tan simple que Aznar fue elegido por los españoles y, por tanto, merece el respeto de cualquier dirigente político.

La discrepancia política se demuestra (se debiera demostrar, mejor dicho) de otras formas muy distintas al insulto. Zapatero lo ha defendido siempre y ahora lo ha llevado al extremo, defendiendo a un adversario político como Aznar, alguien que ha tratado de desprestigiarle siempre que ha podido. Y lo ha hecho porque es lo correcto. Quizá alguna de las personas que me esté leyendo piense que lo que voy a decir es una barbaridad o una exageración, pero gestos como éste demuestran que Zapatero es un magnífico presidente del Gobierno, con sus aciertos y con sus errores, pero con el sentido de Estado imprescindible para representar a España y a los españoles, mucho más fuera de nuestras fronteras.

Incluso el mismo Aznar ha llamado por teléfono tanto a Zapatero como al Rey para agradecerles el gesto. Pero, en una muestra más de la absurdez en que se mueve el PP desde hace demasiado tiempo, el principal partido de la oposición ha criticado a Zapatero. Sí, sí, el PP ha criticado a Zapatero por defender a Aznar, como lo oís. Dice Gabriel Elorriaga, secretario de Comunicación de los populares, que los incidentes se produjeron por "la imprevisión, la negligencia y la falta de capacidad de actuación" de Zapatero. Todo esto, añade, no habría pasado si el presidente del Gobierno y el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, "hubiesen trabajado correctamente en la preparación de la Cumbre Iberoamericana, mantenido las lógicas reuniones bilaterales con los que iban a participar y llegado con el trabajo hecho y los discursos preparados".

Vamos, la esquizofrenia pura. Aznar llama a Zapatero para darle las gracias y su partido critica a Zapatero... por los mismos hechos. Y entonces recordé unas declaraciones de Aznar de esta misma semana, esas en las que valoraba la actuación de Sarkozy en Chad liberando a las azafatas españolas y diciendo que no se imaginaba una escena al revés. Yo en este caso tampoco me lo imagino al revés. Si un dirigente extranjero censurase de esa forma a Zapatero, no soy capaz de imaginarme ni a Aznar en su día ni a Rajoy (o al próximo candidato del PP, sea quien sea) en el futuro haciendo una defensa tan sincera de un ex presidente socialista. No, no soy capaz, sobre todo porque a Aznar le encanta poner a parir a este Gobierno cada vez que sale de España...

4 comentarios:

Unknown dijo...

Es tremendo. Aquí se ha visto claramente -una vez más- que nuestros políticos sólo viven para enfrentarnos. Entre ellos se llevan como la seda, y a los demás que nos den. Así pasa luego lo que pasa. Y pasa poco.

Mara dijo...

Elogio a Zapatero. Elogio al Rey. Elogio a Aznar por saber apreciar el gesto del presidente. Pero suspendo a su compañeros de partido por darle la vuelta a la tortilla. La ocasión no lo merecía esta vez.

María dijo...

Ayer lei que el lider de la oposición recién derrotado en unas elecciones (creo que era en Eslovenia) le deseaba al candidato elegido: lo mejor para los 5 años de legislatura... Me quedé con la boca muy abierta... eso aqui no lo veremos..

Me gustó el gesto del rey... pero no me gusta todo lo que trae detrás... ¿no aprenderán a respetarse nunca?

Camilo dijo...

Estoy seguro de que ese encontronazo ha sido el mayor logro de la llamada Cumbre (a ver para cuándo le cambian el nombre por el de Sima Iberoamericana).

Eso sí, ¡cómo mola ser cabeza de ratón!