miércoles, julio 18, 2007

¿Provocadores en televisión? No, gracias

Dentro de las muchas genialidades que dijo Groucho Marx, se encuentra esta frase grandiosa: "Encuentro la televisión muy educativa. Cada vez que alguien la enciende, me voy a otra habitación y leo un libro". Anoche es lo primero que se me ocurrió cuando, por pura casualidad y antes de irme a dormir, topé en La Sexta con el programa (¿programa?) de Santiago Seguro, Sabías a lo que venías, por otro lado título premonitorio.
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El caso es que, después de una seguramente espeluznante entrevista de Santiago Segura a Pepe Navarro (sólo llegué a la pregunta estrella: "¿Nicole Kidman o Paris Hilton para una noche loca?"), me topé justo con la intervención de un tipo al que no había tenido el placer de ver nunca antes. No me quedé con el nombre, pero luego buscando en Internet lo he encontrado sin problemas. Era Gustavo Biosca, conocido como el cómico suicida y que, según alguna información cuya fuente no voy a decir por vergüenza profesional propia, es "un nuevo ídolo de masas".
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Al parecer, el muchacho en cuestión se dedica a ir a escenarios peligrosos a hacer gracias provocadoras. Cosas del tipo voy con camiseta del Barça a una peña del Madrid y otras burradas similares. El vídeo que pusieron anoche (creo que era un programa repetido, pero no estoy seguro) era del susodicho yendo al poblado madrileño de Las Barranquillas, repleto como todo el mundo sabe de drogadictos sin techo. El tal Gustavo Biosca, ataviado con un casco de ciclista, se puso en pie en medio del poblado, megáfono en mano, y gritó: "Hola, yonquis de Madrid". Por supuesto, en ese momento tuvo que salir corriendo ante la lluvia de piedras que comenzó. Después de tan graciosa aparición, prometió que la semana siguiente iría a una taberna típica vasca a hacer chistes "españoles".
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Encuentro estas palabras del tal Gustavo Biosca en una entrevista y no salgo de mi asombro: "A la gente lo que le gusta es el morbo de que me puede llegar a pasar algo. Son todos unos cerdos, el mayor pico de audiencia lo alcancé cuando me atacó el perro, en el bolo más flojo. A mí personalmente esta sección no me gusta nada, no sé si es por lo mal que lo paso pero lo cierto es que no me gusta. Quizá si lo hiciese otro tío me gustaría pero sentirlo en mis propias carnes no resulta placentero".
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No me gustan los provocadores. No me gusta que salgan en televisión. No me gusta que encima la gente le ría las gracias. ¿Os imagináis que hubiera pasado si una de esas piedras que le lanzan le hubiera abierto la cabeza? Habría que escucharle quejándose, decir que sólo era una broma, que no quería molestar a nadie y todas esas cosas que suelen decir estos bienintencionados profesionales de la comunicación. Apasionante que haya gente que pueda ver algo gracioso en un tipo burlándose en su misma cara de personas que están en una situación lamentable y que malviven como pueden. La televisión sigue superándose. Por supuesto, sólo se supera en lo mediocre.

2 comentarios:

Reverendo Pohr dijo...

No es sencillo comprender el sentido del humor cuando uno se rie de los guantazos de otros. Tampoco la gracia que puede hacer la provocación y lo "gracioso" que resulta ver cómo se cabrean otros. Y fusión de los dos caminos hacia el "desternillamiento" es ver cómo provocación y enfado llegan a la posterior agresión. Que genialidad!!

Veo conveniente no pensar en cómo un director ejecutivo de un programa se gana el pan a expensas del espéctaculo que dan "sus trabajadores" aún cuando existe una generosa provisión de fondos para cubrir sus posibles "inconveniencias" en el ejercicio de su provisión. Supongo que, al igual que la risa, no se puede comprender que exista gente así (sin realizar valoraciones sobre su pobre progenitora)...

... aunque si hay risas y dinero, ¿Qué hace falta comprender?

C.C.Buxter dijo...

Cada vez estoy más convencido de que la televisión que tenemos es la que merecemos. Ahora mismo, mientras comía, han dado un anuncio de un politono o videotono o como se llame, de "El cateto", que grita tu nombre para que cojas el teléfono. De una sociedad que demanda este tipo de cosas, ¿qué podemos esperar?

El entrevistador al que te refieres no lo conozco, de hecho no he visto nunca ese programa (¡cómo despilfarran el dinero los jefes de La Sexta! total, se la regalaron...), pero no me sorprende, porque no es más que una vuelta de tuerca más a lo que ya existe: el reportero supuestamente gracioso que se dedica a reírse de sus entrevistados. Fíjate si no en Crónicas marcianas, que fue condenada porque uno de sus entrevistadores se había mofado de un deficiente psíquico (claro que no se pudo condenar a aquellos que, desde sus casas, seguro que se reían).