jueves, julio 19, 2007

El balón es mío y me lo llevo

¿Os acordáis de cuando jugábamos al fútbol en el colegio? Nos valía cualquier cosa como pelota: el papel de plata que envolvía el bocadillo, la botella del batido... Pero qué grandes eran los días cuando alguno de los críos llevaba un balón. Eso sí que eran partidos, ¿verdad? El dueño del balón era nuestro ídolo, pero también por ser el dueño del balón había que tratarle bien. Porque siempre estaba el peligro de que se enfadara, se fuera con el balón... y adiós partido. Aquello de "el balón es mío y me lo llevo si no me hacéis caso". Seguro que os suena, ¿verdad?
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Yo me he acordado de aquellas situaciones después de escuchar la durante días enigmática y hoy algo ambigua propuesta de reforma de la Ley Electoral que ha hecho Mariano Rajoy. Suena a "o jugamos como yo quiero o me llevo el balón". Sólo que Rajoy y el PP tienen un pequeño problema sin importancia. El balón no es suyo. Sólo podría serlo, y sería un rodillo espectacular, si lograran una nueva mayoría absoluta.
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Ya es casualidad que según la propuesta planteada por Rajoy haya un gran partido beneficiado: el PP. No importa que la propuesta sea más o menos adecuada a la realidad electoral española (la parte buena que tiene la idea de Rajoy es que pondría fin a las desorbitadas exigencias de los partidos minoritarios a PSOE y PP cuando ninguno de los dos tiene mayoría absoluta). Lo fundamental es que es una propuesta unilateral y oportunista, con el único objetivo de sacar beneficio para su propio partido, no hacer un sistema electoral que funcione.
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Es uniteral, obviamente, porque sólo defiende este sistema un partido, el PP. Hay que recordarlo, la actual Ley Electoral la pactaron todos los grupos políticos. Todos, sin excepción, dentro del complejo y exitoso proceso de la Transición. Ahora Rajoy presenta una propuesta unilateral que da toda la sensación de que llevará adelante si algún día logra esa mayoría absoluta. Si lo hace, romperá (él sí) uno de los consensos básicos de la España postfranquista. Pero como si le importara, vamos... Me pregunto por qué esta propuesta es una promesa electoral y no una proposición de ley en el Congreso de los Diputados.
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Y es partidista porque ni el propio Rajoy se cree los principios en los que está basada su propuesta. En Canarias, el PP ha firmado con la bendición y la presencia del líder popular un pacto de gobierno con Coalición Canaria. Las llamadas islas afortunadas, según esos principios que Rajoy parece defender con tanta convicción democrática, debieran ser gobernadas por el PSOE y Juan Fernando López Aguilar tendría que haber sido su presidente. ¿Pero que importancia tienen los principios si podemos conseguir una mísera parcela de poder más...? Primero conseguimos el poder y luego presentamos los principios para ver si cuela. Buena táctica, sí señor...

1 comentario:

Toupeira dijo...

Me tomo la libertad de copiar esta foto.
Saludos