sábado, noviembre 04, 2006

Gallardón hace de Madrid una ciudad imposible


Que Madrid se ha convertido en los últimos años una ciudad muy complicada, casi imposible, en la que vivir es un hecho. Que la culpa la tiene el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, podría ser cuestión de debate, pero yo no tengo ninguna duda de que él es el dirigente político al que apuntar. Y lo voy a ilustrar con dos situaciones con las que me topé personalmente este viernes, 3 de noviembre de 2006, apenas a unos meses vista de las elecciones en las que Gallardón pretende ser reelegido.
A pesar de la lluvia que cayó sobre Madrid, tuve a bien, junto con dos amigas, ir a visitar a otra que vive en Alcorcón. Las ganas que teníamos de ver a su niña de casi siete meses (¡y qué preciosidad de niña!; orgullo de tío postizo...) pudieron con las dificultades de llegar hasta allí. Ni siquiera voy a entrar en el monumental atasco que vivimos para llegar a la carretera de Extremadura gracias a la faraónica obra de la M-30. Lo mejor vino a la vuelta, ya de noche. La iluminación es tan nefasta que la mayoría de los coches van a menos de 30 kilómetros por hora para no tener un disgusto. Las salidas no están en absoluto señalizadas, vas como si estuvieras ciego y rezando por no cruzarte con un Fitipaldi cualquiera que piense que no pasa nada por acelerar porque se conoce el camino. Creo que, cuando al fin se acabe la magna obra, será útil para Madrid, pero no sé si compensa tener a toda una ciudad esclavizada durante tanto tiempo por ella...
El segundo hecho me pareció todavía más indignante por imprevisto (al fin y al cabo, vivir en Madrid y tener socavones en las calles es ya algo normal). Todavía en el coche, llegamos a la Plaza de España y pretendíamos coger la Gran Vía en dirección a Cibeles. Nos encontramos con otro gran atasco. Uno piensa que será por esa lluvia que no dejó de caer en todo el día en Madrid, y que convierte la ciudad en un laberinto de forma irremediable. Pero no. El atasco de Gran Vía, un viernes a las diez y media de la noche, se debió a que estaban cortados dos carriles, uno de subida y otro de bajada. ¿El motivo? Pues que unos esforzados operararios estaban colocando las luces navideñas que adornan la ciudad. Sí, sí, las luces navideñas ya están listas hoy, 4 de noviembre. Porque no sé si os habíais dado cuenta, pero la Navidad dura ya más de dos meses. Y yo me pregunto: ¿a quién se le ha ocurrido la brillante idea de poner ya esas luces y de ponerlas un viernes por la noche, en una de las zonas más transitadas de la capital a esas horas, y encima con la dificultad de la lluvia? Hay que ser lumbreras, desde luego.
Y ya que estoy quejándome. ¿El calor que hace en el interior del Metro de Madrid durante todo el año es normal? Lo digo porque como nos dicen que utilicemos el transporte público...

1 comentario:

Margot dijo...

Por supuesto que la culpa la tiene el alcalde, puesto que en él se ha depositado la confianza para hacer que la vida en nuestra ciudad sea más fácil y lo único que ha hecho ha sido poner barreras a todo lo que ha podido.
El transporte público está muy bien para quien lo pueda utilizar. Yo tengo una madre de 96 años a la que tengo que llevar a todas partes en mi coche. Le gusta muchísimo el centro de la ciudad y tenía la costumbre de dar una vueltecita con ella todos los fines de semana. Ya no puedo hacerlo. El señor alcalde ha decidido no dejar pasar a los no residentes por ciertas zonas.
Me gustaría saber si cuando los politicos deciden hacer una cosa no se dan cuenta de que se deben a quienes les pagan y, quienes les pagamos somos todos los ciudadanos.
Ya seguiré que tengo más....